En el pasado, a las personas que sufrían dolor crónico se les indicaba que intentaran hacer reposo. En la actualidad, el consejo general es que se intente mantener un estilo de vida activo en la medida de las posibilidades de cada persona. De hecho, es bien conocido los efectos positivos que puede tener el realizar una actividad física en aspectos relacionados con el estado de salud, tanto físico como emocional. De hecho, una revisión de literatura científica realizada por el Instituto Cochrane indicaba sobre un grupo de intervenciones en actividad física, que tiene un efecto positivo realizar actividad física. En primer lugar, porque se reduce la percepción de intensidad de dolor y, por otro lado, mejoran aspectos de funcionalidad física y emocional. Aparte que también se incrementa la percepción de calidad de vida. Por tanto, el realizar actividad física es positivo, según este estudio, y además, con pocos efectos adversos. Desde el Instituto Navarro del Deporte y Actividad Física han desarrollado una herramienta muy útil, la pirámide de la actividad física, que nos puede ser de utilidad para conocer aspectos importantes sobre el tipo de actividad que podemos desarrollar en nuestra vida cotidiana. Esta herramienta fue diseñada para concienciar a la población general y, específicamente, también escolares, sobre el tipo de actividades que podríamos introducir y también realizar una reflexión general sobre la cantidad de actividad física que estamos haciendo. De manera que puede ser utilizada esta pirámide como una orientación para ver, no solo el tipo de ejercicios que podemos realizar, sino también cómo podemos incrementar nuestra actividad física. En la parte baja de la pirámide, en su base, se encuentran las actividades que podemos realizar en nuestra vida cotidiana de manera general, como, por ejemplo, caminar, subir escaleras, dar paseos o hacer las tareas domésticas de la casa. En la parte superior, en la mitad media de la pirámide, encontramos las actividades deportivas o aeróbicas que podemos realizar de tres a seis veces por semana, depende también de nuestro estado de salud y de la capacidad que tengamos para realizar este tipo de actividades, y en esta podrían estar correr, por ejemplo, saltar, nadar, etcétera. Y en la parte superior estarían ya las actividades que se consideran de estiramientos o de fortalecimiento de los músculos, y éstas se pueden realizar de dos a tres veces por semana, y aquí podría estar desde estiramientos como el tai chi o el yoga a fortalecimiento como coger peso, etcétera. Y por último, en la parte alta de la pirámide estaría la actividad, o no actividad, que sería el sedentarismo, que deberíamos intentar reducir al máximo. Lo recomendado es máximo dos horas al día. Pero, en ocasiones, por nuestros estilos de vida esto no es una realidad porque realmente tenemos estilos de vida muy sedentarios, especialmente en la actualidad y dedicamos más tiempo a estar sentados si trabajamos, por ejemplo, en un ámbito como una oficina, etcétera, y no realizamos un estilo de vida suficientemente activo. ¿Qué podemos hacer para cambiar esto? Básicamente, es llevar a cabo una reflexión, visualizar que existe esta situación e intentar introducir el máximo posible de actividad física en nuestro día a día. De esta manera lograremos, especialmente, incrementar cuando podamos la cantidad final de actividad física que hemos realizado durante la semana, pese a que será muy difícil que podamos reducir las horas que tengamos que estar sentados, por ejemplo, para trabajar o estudiar. Leonardo da Vinci indicaba que el movimiento es causa de toda vida. ¿Qué quería decir con esto? El cuerpo humano está concebido para moverse. De hecho, el movimiento nos da vigor y tonifica nuestros músculos, y también segregamos una serie de hormonas muy importantes para nuestro organismo. El hecho de que realicemos durante un periodo de tiempo actividad, como hemos visto, es muy beneficioso, pero por otro lado, la inactividad trae como consecuencia una serie de efectos muy negativos, en primer lugar, en la inflamación de nuestras articulaciones pero, también, podemos encontrarnos en situación de sobrepeso u obesidad. También podemos desarrollar enfermedades cardiovasculares o endocrinas, como la diabetes, y también pasar por estados emocionales negativos. De ahí que tomemos acción y que intentemos buscar una actividad física que encaje con nuestro estado de salud, con nuestros gustos, con el tiempo que dispongamos o nuestros recursos económicos. Si tomamos acción, será la mejor manera para prevenir muchos problemas en el futuro.