En ocasiones, cuando padecemos dolor crónico, podemos desarrollar falsas creencias en relación a la actividad física, pensando que no es necesario incrementar la actividad física o que, incluso, debemos reducirla. En todo caso, tendríamos que intentar incrementarla, principalmente, para mejorar aspectos de funcionamiento importantes de nuestro cuerpo en relación a la agilidad, la flexibilidad y la resistencia. Lo ideal sería lograr hacer actividad física unos 30 minutos al día. Y, en ocasiones, también podemos pensar que la única manera de realizarlo es yendo al gimnasio, a un polideportivo o una piscina. En realidad toda actividad física es beneficiosa, tanto si lo hacemos de manera organizada, a través de una actividad dirigida, o como si practicamos un deporte o realizamos actividades normales como las que siguen. Por ejemplo, ir al trabajo o a la escuela caminando, subir las escaleras que nos vayamos encontrando por el camino, o también ir a dar un paseo con familiares o amistades, o realizar los encargos que tengamos que hacer durante la semana yendo caminando, ir al huerto, o si tenemos huerto o jardín dedicarnos tiempo a ello, o hacer reparaciones en casa, ir a bailar, o sea que hay diferentes tipos de actividades que podemos realizar y que, en ocasiones, no las pensamos como tales, pero son físicas y también nos repercuten positivamente en nuestra salud. Existen diferentes tipos de actividad. De hecho, podemos clasificarla en tres grandes grupos: las actividades aeróbicas que son beneficiosas para corazón y pulmones, las actividades de fortalecimiento de los músculos, y las actividades de fortalecimiento de tendones, ligamentos y articulaciones. Además, estas actividades pueden ser, a su vez, subdivididas en diferentes grupos de intensidad. La actividad moderada sería aquella que se encuentra en una escala absoluta, en la que se situaría de tres a 5,9 en esa intensidad. Y para una posición media normal de desarrollo de esa actividad se encontraría de cinco a seis en una escala del cero al diez. Una actividad física vigorosa en la escala absoluta, se encontraría en una intensidad seis veces al reposo, pero para la población infantil y juvenil sería de siete. Y además, la actividad física vigorosa en una escala del cero al diez correspondería con un ritmo o una intensidad de actividad de siete a ocho. Y por último, tendríamos la actividad aeróbica propiamente, que también se conoce como resistencia, y que la intensidad siempre sería superior a seis. En esa escala en relación al reposo. Y aquí podríamos encontrar tanto actividades como caminar, como nadar, saltar, montar en bicicleta, etcétera.