[AUDIO_EN_BLANCO] [MÚSICA] Con el objetivo de incluir en el curso los aspectos de género, para conocer el impacto que pueden tener en la experiencia de sufrir dolor, hemos querido invitar a dos personas expertas en el campo de la investigación social para que nos hablen de los estudios que han realizado en el ámbito de la fibromialgia, la desigualdad social y el género, entre otros muchos. Ellos nos van a presentar las vulnerabilidades que se pueden articular en el modelo biomédico a través de una serie de vídeos. La primera de ellas es la doctora Margot Pujal, ella es profesora del Departamento de Psicología Social de la Universidad Autónoma de Barcelona, y coordinadora del grupo Des-subjectants, un grupo de estudios sociales de sujeción y subjetividad, desde una perspectiva de género interseccional. Y el doctor Enrico Mora, que es el profesor del Departamento de Sociología de la UAB, y coordinador de Lis, estudios sociales y de género sobre corporalidad, subjetividad y sufrimiento evitable. ¿Qué conflictos se pueden producir en el abordaje del sufrimiento humano desde el ámbito biomédico y biopsiquiátrico desde una perspectiva de género? >> Bueno, para introducir la perspectiva de género en el abordaje del dolor, me gustaría empezar con lo que la Organización Mundial de la Salud en el año 2000 plantea en su informe anual que no se, en las investigaciones biomédicas, no se presta atención a los determinantes que protegen la salud mental de las mujeres ni fomentan su resiliencia. Y entonces, hace un llamamiento a investigaciones que recojan datos sobre la prevalencia y sobre las causas de los problemas de salud mental de las mujeres en específico, para ver cuáles son sus necesidades y preocupaciones. Entonces, hay muchas investigaciones you a esta altura, no voy a entrar en nombres porque me alargaría, que muestran que la calidad de vida de las mujeres es mucho peor, tanto la real como la percibida, que la de los varones, que usan mucho más los servicios de salud y que, además, consumen posiblemente un 80 % los, los fármacos antidepresivos, ansiolíticos, etcétera. Por lo tanto, el dolor cronificado y en nuestra investigación que hicimos con el doctor Enrico Mora, le llamamos cronificado y no dolor crónico, porque responde a un proceso biopsicosocial y no a un proceso puramente biológico, ¿no? Y también hemos de decir que en nuestra investigación nos centramos en aquellos sufrimientos en los que no se encuentra una causa orgánica. Por lo tanto, dicho dolor sería un ejemplo de estos problemas específicos de las mujeres que la prevalencia es 9 u 8 mujeres por cada 1 o 2 varones afectados. En este sentido, lo que se llama trastornos de salud mental comunes, como son la ansiedad, la depresión, las quejas somáticas donde entraría el dolor cronificado, se dan principalmente en las mujeres, dobla el número de varones, y se dan, tienen trastornos mentales comunes una de cada tres personas. Por tanto, se dibuja un panorama en el que tenemos que preguntarnos por qué hay estos malestares de salud mental que afectan, sobre todo, a mujeres y con qué se relacionan. Y es aquí cuando surge el sistema sexo-género como una organización social que tiene tanto componentes de imaginarios, de representaciones sociales, como componentes de organización social, como la división social, sexual del trabajo, perdón, que generan desigualdad en la vida cotidiana. Y nos tenemos que preguntar cuáles son los efectos de este sistema sexo-género que en la posición subjetiva y en el malestar psicológico de las mujeres y de los varones, o sea, expectativas laborales, roles familiares, formas de socialización, obligaciones distintas, porque en lo que se ha visto es que en el caso de las mujeres lo que ocurre es que se da una sobrecarrera física y emocional que es un factor de riesgo para su salud. De aquí surge lo que se denomina el enfoque de género en salud, que lo que pretende es entender este sistema sexo-género como creador de contextos sociales de vulnerabilidad y de riesgo para la salud mental de las mujeres. Y el problema es que si nos limitamos a una perspectiva biopsicomédica, solo atendemos y vemos la sintomatología, pero en ningún caso se comprende todos los factores sociales que están produciendo dicho sufrimiento. Voy a poner en un ejemplo que creo que compartimos porque estabas. Cuando vino la conocida alpinista Edurne Pasabán a la Autónoma, a explicar un poco su proceso de depresión y de intentos de suicidio que, de una época de su vida, el cual puso en riesgo su vida tal cual, y además que hicieron que estuviera a punto de abandonar su pasión como es el alpinismo, lo que explicaba mostró claramente, como ocurre casi en la mayoría de educaciones, que se la atendió y se la diagnosticó sin relacionar en ningún momento su sufrimiento y malestar con su condición de mujer, en su caso, su condición de género, en su caso, de mujer joven, de clase media, blanca, etcétera, que en nuestra sociedad occidental todavía obliga a conciliar en un grado importante familia y trabajo, y a tener un papel mayor en el cuidado de las otras personas, un papel que no es de reciprocidad en el cuidado. Ella para dedicarse al alpinismo y llevar a cabo su decisión de esta profesión y afición que evidentemente es sobre todo masculina, tuvo que romper con bastantes mandatos de femineidad, tanto profesionales como familiares, como en relación al cuidado de las demás personas, pareja, etcétera, como mandatos, o como seguir el ritmo de sus amigas a la hora de conformar una familia, buscar un trabajo que fuera compatible con ella, etcétera, etcétera. En este sentido, la respuesta social que se encontró fue una respuesta bastante de no reconocimiento social o afectivo, y que la llevaron a un sentimiento de soledad interior bastante profundo. Parejas que te abandonan, familiares y amigas que consideran que estás loca, etcétera, etcétera, hasta que va surgiendo la culpa y una autoestima negativa que, de alguna forma, va construyendo un autoextrañamiento importante que acaba por, bueno, por hacerte caer enferma. El resultado que si no introduces la perspectiva de género, pues un diagnóstico clínico de depresión, un tratamiento farmacológico, psicofarmacológico, con terapia o sin terapia, pero en cualquier caso sin perspectiva de género la terapia, y por lo tanto, y un estigma de estar enferma mental, cuando no tenía por qué haber sido así, al menos en este caso y estoy poniendo un ejemplo fácil. Porque lo que ha habido es un proceso de discriminación y de exclusión por romper con mandatos de género, ¿vale? Sería un ejemplo un poco de lo que quería explicar. Por lo tanto, podemos decir que cuando hay un abordaje del sufrimiento sin perspectiva de género en los casos en los que es importante esta cuestión, nos encontramos con un proceso de victimización secundaria. La sociedad, el sistema sexo-género genera una victimización primaria, pero la atención, el abordaje médico genera una victimización secundaria porque trata los síntomas, a veces los controla, otras veces no, pero en cualquier caso el problema de fondo se mantiene. Y bueno, hay otros conflictos que tienen que ver con el abordaje puramente biopsicológico o biomédico, a la salud mental sin tener en cuenta la perspectiva de género, que tienen que ver con el androcentrismo por ejemplo, cuando los protocolos de diagnóstico no se hacen a partir de ensayos clínicos que solo han tenido muestras de varones, o cuando los fármacos para el tratamiento no han sido probados en cuerpos de mujeres con otro proceso hormonal, etcétera, y/o a veces cuando se diferencia mucho entre varones y mujeres, pero se confunde el sexo con el género, con la identidad de género o con la expresión pública de género. Y además, en general, el imaginario del dolor crónico es un imaginario sin género, cuando la mayoría de personas afectadas son mujeres. Bueno, básicamente creo que aquí han surgido diversos conflictos que tienen que ver con no introducir la perspectiva de género en el abordaje del dolor crónico, sobre todo, cuando no hay causas orgánicas, que ocurre bastante en un 30 % de los malestares que hoy en día están surgiendo en nuestra sociedad contemporánea. [MÚSICA] [MÚSICA]