Cada persona tiene una visión diferente sobre las cosas que nos pasan alrededor. Utilizando la analogía del vaso, podemos ver el vaso medio lleno o medio vacío y, en función de cómo percibamos esas cosas, también es indicativo de la manera en que afrontamos las situaciones. Vosotros, ¿qué sois?, ¿del vaso medio lleno o medio vacío? En todo caso, es importante que tengamos presente que esas percepciones sobre las cosas pueden verse afectadas por nuestro estado anímico. Así, una cosa que podemos percibir como mala, simplemente, por nuestro estado anímico, la podemos percibir mil veces peor porque la estamos afrontando desde una situación anímica negativa. Por otro lado, incluso cosas positivas que nos pueden pasar las podemos llegar a percibir como negativas porque, debido a nuestra situación, nuestro estado anímico, podemos perder la capacidad de afrontar adecuadamente, o percibir adecuadamente, esos estímulos positivos que tenemos a nuestro alrededor. A continuación, vamos a revisar, a través de un ejercicio, el mecanismo de cómo funciona el pensamiento negativo versus el positivo. Vamos a escuchar, a continuación, el primer diálogo. "Siempre lo hago todo mal, nunca me sale nada bien". Vamos a continuación a intentar transformar este diálogo en un pensamiento positivo. "En ocasiones, las cosas no me salen del todo bien, pero es una oportunidad para aprender que la próxima vez me salga mejor". De nuevo, vamos a escuchar un nuevo diálogo. "La he liado, seguro que se enfada por mi culpa". Y, a continuación, lo transformaremos en un pensamiento positivo. "Quizás me he equivocado esta vez pero, si hablo con ella, seguro que acaba por entender mi situación". Vamos a realizar de nuevo el ejercicio, escucharemos primero el diálogo. "Cada día lo mismo, esto no tiene solución". Y ahora, de nuevo, vamos a volver a realizar el ejercicio de transformarlo en un pensamiento positivo. "Hay muchas cosas difíciles de solucionar pero, si me lo propongo, puedo encontrar la energía para cambiar las cosas. Además, no estoy sola, puedo pedir ayuda cuando necesite un poco de apoyo". Vamos a realizar el último ejemplo. "Ya no valgo ni la mitad de antes, el dolor me lo ha quitado todo". Y, a continuación, lo convertiremos en un pensamiento positivo. "Puede que el dolor haga que vea todo negativo, pero sigo siendo la misma persona y he aprendido a tirar adelante. Soy fuerte, aunque me duela, lograré manejar mi dolor para seguir haciendo las cosas que me gustaban hacer, aunque tenga que adaptarlas". ¿Qué opinas de este diálogo? ¿Qué te parece cómo ha interpretado toda la situación María? Probablemente, lo que habrás visto es el pensamiento negativo automático, que se realiza de manera involuntaria sin que podamos llegar a controlar todo lo que sucede durante la creación de ese pensamiento. Y, además, afecta a la manera en que interpretamos las cosas que nos pasan alrededor. El experto en terapias cognitivas, el doctor Aaron Temkin Beck, estableció que lo que es el pensamiento negativo es determinante del malestar que podemos experimentar. Explicaba la importancia de poder llegar a controlarlo porque si no, nos puede sabotear y, al final, podemos tener esas percepciones negativas de todo lo que pasa a nuestro alrededor. Él recomendaba, por tanto, intentar romper el círculo vicioso del pensamiento negativo, incluso antes de que generemos esos pensamientos. De hecho, el pensamiento negativo provoca, digamos, esas experiencias negativas y, desgraciadamente, siempre es creíble, siempre genera culpa y, finalmente, como os comentaba, es involuntario. Seguro que, en más de una ocasión, habéis tenido algún tipo de frase recurrente que, sin quererlo, la habéis tenido allí, siempre muy presente en vuestra mente como, por ejemplo, las que siguen. "Siempre lo hago todo mal. Nunca me sale nada bien". "La he liado... Seguro que se enfada por mi culpa". "Cada día lo mismo. Esto no tiene solución". "Si hubiera hecho lo que me dijo, ahora no estaríamos así". Y situaciones que, antiguamente, no las percibíamos de la misma manera, ahora las vivimos con mucho estrés y nos afectan muchísimo más. También puede ser el caso que, incluso, nuestro estado anímico acabe repercutiendo directamente en nuestro entorno familiar o amistades, y todo ello va creando un caldo de cultivo que lo único que va generando es frustración, incomprensión, enfado y todo ello nos lleva a estar mucho peor. ¿Cómo podemos detener estas situaciones? Si habéis podido visualizar el video, el fragmento que os hemos indicado sobre "El lado bueno de las cosas", esa película rodada en los Estados Unidos, veréis que uno de los personajes principales de la película, da un factor clave para el control de ese círculo vicioso del pensamiento negativo, de cómo romperlo. Ese personaje indica, "voy a tomar toda esa negatividad y la usaré como combustible, y encontraré el lado bueno de las cosas". Básicamente, lo que tenemos que hacer es aprender a atajar los pensamientos negativos utilizando toda su fuerza, pero en el sentido contrario, ¿difícil? Vamos a ver a continuación un ejercicio que, quizás, os pueda ayudar. Vamos a escuchar ese audio. Pensamiento positivo. Para ver cómo funciona este mecanismo de pensamiento positivo o negativo, vamos a escuchar un diálogo a continuación. "Acabo de encontrarme a Manuel, me ha dicho que al final no habrá la cena". "¿Qué dices? ¿Y eso?" "Me ha dicho que le ha surgido algo y que tendríamos que dejarlo para otro día". "Seguro que es por lo que dijiste el lunes". "No creo que sea eso, me ha dicho que le habían cambiado una reunión y que no llegaría a tiempo". "Sí, sí, eso es una excusa. Está claro, está molesto y ahora nos evita". Vamos a realizar un último ejercicio de visualización para entender las trampas que tiene el pensamiento negativo. Veréis, a continuación, la imagen de un túnel. Según la definición de la Real Academia de la Lengua, un túnel es una vía subterránea artificial que abre paso para que circulen personas y vehículos pero, también, el túnel puede ser definido como un paso entre una realidad y otra, en la que las paredes nos ocultan todos los detalles, muchas veces, que son importantes. Y, por tanto, sólo vemos lo que tenemos delante y detrás, quedando invisibilizados esos aspectos que pueden acabar de contextualizar una situación. De manera que lo importante sería que tuviéramos la capacidad de mirar lo que hay afuera del túnel y huir de esa imagen de túnel, que hace que sólo tengamos una percepción de las cosas negativas y no de aquellas que son positivas. De hecho, la visión de túnel es compañera del pensamiento negativo y, en ocasiones, por culpa de esa visión, perdemos la capacidad de enfocar adecuadamente las cosas y quedan totalmente distorsionadas. Y, por tanto, lo que puede provocar es que sintamos infelicidad o frustración, y que afecte a nuestro entorno. Si nuestros pensamientos negativos acaban totalmente distorsionados, ¿cómo podemos volver a enfocar las cosas adecuadamente? Básicamente, tendría que ser a través de tomar distancia, mirar las cosas de nuevo en perspectiva, intentando subir un poco más arriba, analizar las cosas que nos suceden, pero de una manera más constructiva y tomando, como si se tratara de una cámara, una situación, y volviéramos a enfocarla de nuevo para percibir todos esos aspectos, todos esos elementos que han quedado invisibilizados y los volvamos a reinterpretar, a reflexionar sobre ellos pero, esta vez, de una manera positiva. Por tanto, el primer paso es intentar romper el pensamiento negativo automático y, para ello, como os comentaba, es muy importante que nos preguntemos cómo podría haber actuado habiendo interpretado las cosas de una manera diferente. Si nos centramos en las cosas negativas, y no en todo lo positivo que tenemos alrededor, perdemos una oportunidad excelente para percibir las cosas de una manera mucho más positiva para nosotros, para nuestro entorno y que, realmente, gracias al uso de estas técnicas como el pensamiento positivo, si las vamos desarrollando poco a poco e intentando, sobre todo, tomar conciencia y tomar acción para ir incluyéndolas en nuestro día a día, realmente, el beneficio no va a ser directamente para nosotros sino, también, para nuestro propio entorno.