Para acabar esta sección de migraciones como otra faceta de la globalización, Me gustarÃa compartir con ustedes, para revisar, algunos de las objeciones comunes a la inmigración. Y las respuestas que hemos aprendido en esta parte del curso. Una de las objeciones más comunes es que la inmigración destruye trabajo y eleva el desempleo. Ahora hemos visto claramente en el diagrama de la oferta y demanda total que en realidad, sorprendentemente quizá, el influjo de migración en realidad ayuda a generar trabajo y crecimiento. De modo que esa objeción no es cierta. La segunda objeción es que la inmigración impone un costo en el contribuyente del paÃs anfitrión. Y que los contribuyentes locales acaban pagando mucho dinero para mantener a esos inmigrantes. Y hemos visto que muchos microestudios se han hecho en los grupos de migración, muchos son entre Estados Unidos y México, pero también en Reino Unido y partes de Europa. Y han descubierto que si los inmigrantes o migrantes son legales y encuentran trabajo rápido, acaban pagando más en presupuesto público de lo que reciben. El problema es si son ilegales, En cuyo caso la responsabilidad quizá deberÃa ser del empleador que ha contratado ilegales, y que está engañando al contribuyente. Otra objeción, u otro error común, Es que debemos aceptar inmigrantes capacitados, y rechazar a los no capacitados. La respuesta a eso es, que también lo vimos en el diagrama De oferta y demanda total, que ambos tipos de inmigrantes mantienen bajos los sueldos, reducen costos, en distintos sectores. Quizá los inmigrantes del sector de la salud mantengan el costo de salud bajo. Los inmigrantes del sector tecnológico harán que las ventas no se vuelvan exageradas, los inmigrantes del sector servicios mantendrán los costos bajos. De modo que en realidad no importa Si están o no capacitados, mantienen bajo el costo y ayudan en la curva de oferta total. Otra objeción es más bien vaga, es que de algún modo la inmigración es un peso en la economÃa del paÃs anfitrión es una carga para la economÃa anfitriona. Y aquà hemos podido ver claramente que no es ese el caso. La inmigración ayuda a fomentar el crecimiento, el empleo. También hemos visto que las sociedades diversas son más creativas, más innovadoras, el tipo de conflictos y posiblemente la tolerancia y las nuevas ideas que experimentan ayudan a que sean asÃ. El gasto de consumo aumenta en la economÃa anfitriona, por tanto no son un peso sino un estÃmulo para la economÃa anfitriona. Y otra afirmación común es que si se restringe la inmigración, el paÃs anfitrión acabarÃa mejor. SerÃa mejor para todos. Y obviamente, esta afirmación no está respaldada por los hechos. De hecho, es muy poco probable que acabaran mejor si de tuviésemos la inmigración. Si deportásemos a todos los inmigrantes. Quizá tuviera beneficios polÃticos a corto plazo. Pero económicamente, está claro por todas las razones que ya hemos revisado. El paÃs anfitrión estarÃa peor si detuviésemos la inmigración, si los mandamos a casa. Hay una objeción que está basada en el hecho que debatimos aquÃ, y es que permitir la inmigración, acentúa la desigualdad en el paÃs anfitrión. Eso no se suele oÃr mencionado en el debate polÃtico. Pero ese es uno de los aspectos negativos que tiene. Porque cuando llegan inmigrantes, vienen con niveles muy bajos de ingresos. Pueden reducir los salarios de los menos capacitados, Y se estira la distribución del salario o distribución de los ingresos. De modo que es cierto que los paÃses con muchos inmigrantes Son paÃses con más desigualdad. En estos casos, mientras acabamos el debate de comercio, lo que hay que hacer es asegurarse de que esta gente que se benefician de la inmigración, los dueños de empresas, Los beneficiarios del mayor consumo, transfieren parte de los ingresos a los perjudicados. En materia de inmigración, una de las cosas recientemente sugeridas por un economista estadounidense de Harvard es que hay otro tipo de Trinidad imposible que existe aquÃ. Es Danny Roderick. En lugar de la Trinidad imposible de la que hablábamos en las divisas, las tasas de cambio, las polÃticas monetarias y el flujo de capital. La trinidad imposible es un triángulo que tiene en cada uno de sus distintos ángulos, en uno está la inmigración, en otro está la globalización, y en otro está la democracia o la libertad individual. Y su argumento es que, cuanto más globales nos volvemos A medida que continúa la globalización o hiperglobalización, como sucedió al final del siglo XX, al principio del siglo XXI, acabamos sacrificando otra cosa. Quizá estemos sacrificando parte de la soberanÃa nacional, en otras palabras, estamos diciendo: no puedo oponerme a la inmigración porque nuestro paÃs se ha comprometido. O no me puedo oponer al comercio en este caso, porque nuestro paÃs pertenece a este acuerdo comercial. O quizá estamos comprometiendo la democracia. Decimos: no puedo preguntar a la gente su opinión, porque nos hemos comprometido a la libre circulación de gente o nos hemos comprometido a la libre circulación de bienes. Por tanto, mientras nos globalizarnos, la globalización se intensifica, quizá estemos renunciando a la soberanÃa nacional, quizá estamos renunciando a la democracia. Y es posible que esta tremenda reacción violenta contra la inmigración, que he dicho que es un imán para todo este descontento con la globalización. Que toda esa oposición proceda del hecho básico de que es difÃcil, o quizá imposible como dice Roderick, Seguir queriendo una democracia más profunda, más soberanÃa nacional, y una globalización más intensa al mismo tiempo. Quizá hayamos renunciado a algo, y la gente lo está reclamando.