Otros casos que pudiéramos mencionar, casos interesantes, curiosos, en relación con el género gramatical, podrían ser los siguientes. Fíjense cómo hay sustantivos que emplean el cambio de género para aludir a sentidos diferentes, a sentidos distintos. Tengo por acá algunos casos que sería interesante comentar con ustedes. Fíjense, uno dice "el capital", aludiendo a dinero, o "la capital", que es una ciudad; "el corte", de res, de carne, por ejemplo, o "la corte", de Inglaterra, que alude a la nobleza, que son cosas totalmente distintas. Por ejemplo, "el cura", del pueblo, de la iglesia, o "la cura", en femenino, para aludir a la cura de la enfermedad, por ejemplo. "El frente" de guerra, la avanzada de los soldados, y "la frente", para aludir a esta parte del cuerpo, o "los pendientes" de oro, por ejemplo, que son los aretes, y "los pendientes" de Juan, las cosas que él tiene que hacer. También podría ser "la pendiente", en femenino, la que baja, una bajada muy hacia abajo, muy pronunciada. "El cólera", que es una enfermedad infecciosa, y "la cólera", que es la rabia, el enojo. "El editorial". Fíjense cómo "el editorial" es un artículo que se escribe y en general se publica en los periódicos, en las revistas, y que representa en general la voz, la opinión del periódico, de la revista, de la publicación, "el editorial". Pero si decimos "la editorial", alude, remite a la empresa, la editora, que produce los libros, que los edita. "El doblez" del pantalón, o "la doblez" de la gente, cuando la gente actúa de dos formas distintas. "El final" del curso, del semestre, el término "el final", en masculino, y "la final" del campeonato, por ejemplo. "El margen" de una página, "los márgenes", y "las márgenes" del río, que son las orillas de los ríos. Entonces, el cambio allí alude a cambio de sentido y cambio de género. Pero hay otros casos, hay otros sustantivos que cambian también el género para aludir, por ejemplo, algunas de ellas, porque una forma se refiere al árbol, "el manzano", "la manzana", y al fruto ya en femenino. Por ejemplo, "el almendro", el árbol; "la almendra", que ya es la fruta; "el olivo", el árbol, "la oliva", la aceitunita, la fruta. Hay otros que se pueden usar en los dos géneros, pero hay un cierto cambio en el sentido, ya sea que se refiere a una forma distinta: "el cuchillo", "la cuchilla", por ejemplo. Probablemente podríamos ponernos a ver cómo el cuchillo tiene un formato o una función, y la cuchilla tiene otro formato, otra función. Si uno piensa en "el bolso", "la bolsa", y no estoy pensando en la bolsa de papel donde uno traslada el pan o las cosas, sino la bolsa que la gente la usa colgada del hombro o algo así. El huerto, la huerta; el manto, la manta. Hay algunos sustantivos que evidentemente en una forma, por ejemplo, en masculino se refiere a un nombre contable, que se puede contar, "el leño", por ejemplo. Y una forma femenina que se refiere a esos sustantivos que son continuos, que vamos a comentar un poquito más adelante, o sea que no se pueden contabilizar como el leño, el masculino, el contable; la leña. La leña es mucha leña, varios trozos, troncos o lo que sea. Fíjense cómo el cambio de género sí alude a cierto cambio en el significado de la palabra. Sobre el género, también pensando ya en el caso de los nombres propios, podríamos pensar, básicamente en las personas no, porque ahí no tenemos problema si es mujer, es femenino, si es varón, es masculino, etcétera. No tiene dificultad. Pero, por ejemplo, ¿qué pasa con los sustantivos que se refieren a ciudades, a países? Por ejemplo, en general, los nombres propios, nombres geográficos que se refieren a ciudades, a países y que terminan en "a", típicamente se consideran femeninos. Tengo aquí unos ejemplos. Fíjense cómo el adjetivo aparece en femenino porque no se usan con artículo, los nombres propios no llevan un artículo. Pero decimos "Australia entera". Australia es un nombre que termina en "a", nombre propio que termina en "a", y el adjetivo fíjense que concuerda en femenino. "Austria congelada", termina en "a" y también su adjetivo. "Sonora", que es un estado de la República Mexicana, "Sonora querida". Hay una canción incluso que así se llama. Ahora, eso sí, si el nombre propio tiene acento, tiene tilde, como Canadá, entonces cambia el género y es masculino. "El Canadá congelado", "Panamá inundado", masculino, nada más porque tiene tilde, porque la última sílaba es la tónica, es la que lleva el acento. Es interesante también, pero también vale la pena preguntarnos qué ocurre con los nombres que se refieren a ciertas marcas. Fíjense cómo decimos "La Ford", aludiendo a la empresa, la fábrica que fabrica los automóviles marca Ford, "La Ford". Entonces, el femenino lo toma del sustantivo al que se refiere, es decir, la empresa, la fábrica Ford. La Toyota, la Volkswagen, la Modelo, la Cuauhtémoc. Estos dos se refieren a marcas de cerveza, la Coca-Cola, etcétera. Pero, por ejemplo, cuando ya uno se quiere referir a un auto o a un automóvil en particular, por ejemplo, "Juan se compró un Ford", ahí ya es masculino, porque el género la marca lo toma del sustantivo al que se refiere, un carro o automóvil o coche Ford. "Se compró un Toyota, un Volkswagen", en masculino, porque está concordando con "carro" o "coche", o como se emplee. Finalmente, también podríamos mencionar los casos de nombres de ríos o de montes que también hacen lo mismo. Si uno piensa "El Himalaya" en masculino, es el monte. Incluso en plural, "los montes", en masculino: "Himalayas", aunque termine en "a". Pero es que la concordancia se hace con el sustantivo referente: "monte". "El Amazonas", por ejemplo, "el Misisipi", el río, se refiere al río, y la concordancia se hace con eso, con "río", o con "océano": "el Pacífico", "el Atlántico", porque se refiere al océano. El género está determinado por el sustantivo que está detrás y que muchas veces no se dice. Nada más decimos "el Pacífico" tal cosa, o "el Caribe", ciertas regiones y demás. Creo que estos serían algunos de los más interesantes o curiosos temas que deben comentarse, que debe uno pensar sobre el género. Enseguida hablemos un poco sobre cuestiones también que resulten interesantes en relación con el número, que es también una manifestación de la flexión en el caso de muchas clases de palabras en español: nombres, adjetivos, artículos, y demás. Pronombres también.