[MUSIC] Veamos algunos casos, entonces. Algunos ejemplos sobre estos procesos morfológicos que son centrales en la morfología. En el proceso de formación de palabras, uh-huh. Si nosotros nos fijamos, podríamos, tal vez, desde el punto de vista de formación de la palabra, con mucha claridad, podríamos, tal vez, ver cómo las palabras tienen, esto que se ha llamado raíz, o lexema, la forma base, digamos, de la palabra. Si uno piensa en el verbo, en el predicado cantar. Hay una base, hay una raíz a partir de la cual se forman las diversas formas de palabra, de cantar. Porque, entonces, la forma de raíz, la básica sería cant, y la desinencia, que es la que va a indicar, justamente, la flexión. La flexión verbal, la conjugación, digamos, del verbo. Presente, pretérito, cómo es expresado, qué persona gramatical está funcionando como sujeto. Si es plural, si es singular, etc. Entonces, tenemos dos morfemas, dos partes de las palabras. Y, vamos a tratar de examinar, entonces, ambas cosas. Hemos comenzado por hablar del fenómeno de flexión. Me voy a detener un poquito, solamente voy en eso. Luego derivación, que you definimos. Y, finalmente composición. En relación con la flexión. Tenemos que considerar, que es un fenómeno meramente gramatical. Un adjetivo, por ejemplo, limpio. Tiene la obligación gramatical, digamos [LAUGH], de concordar el género y el número con el nombre, y eso todos los hablantes lo saben. Y no, nadie tenemos problemas con eso. En saber decir, la mesa limpia, el escritorio limpio, las sillas limpias, etc. En femenino, en plural, en singular, etc. Nadie tiene problemas. Ni tampoco para conjugar los verbos. Sobre todo los verbos regulares, que son los que siguen los patrones morfológicos del paradigma verbal del Español. Entonces, con la flexión tendríamos que decir que, en general, pues, es un fenómeno gramatical que se cumple, que se da, que los niños adquieren en esa temprana edad que definimos, que platicamos, que caracterizamos un poco. De manera muy, pues, muy somera. La flexión, entonces, podríamos. Si quieren, podemos comenzar con algunos fenómenos, por ejemplo, el género. Otro fenómeno sería el número. Comentemos algunos detalles de esto. Sobre el género. Muy bien, el género, entonces, no tiene problema, en general los hablantes saben qué son. Bueno, intuitivamente, inconscientemente saben que no es una distinción sexual. La mesa es femenino, no porque sea fémina, porque tenga la naturaleza de ser del género femenino [LAUGH]. Es por razones históricas de la lengua que mesa es femenino. Como escritorio es masculino. Pero. Bueno, y en la formación en general, no tenemos problemas. Los masculinos muchas veces terminan en O, los femeninos en A, pero no es ninguna regla. Porque tenemos muchos sustantivos que terminan en A, y son masculinos. El fonema, por ejemplo. El problema, es masculino aunque termina en A, uh-huh. Pero, sí, no voy a comentar lo de esos rasgos que todo el mundo maneja, si no. Voy a hacer un breve comentario, para que ustedes reflexionen sobre ello. Sobre lo que ha ocurrido en los últimos tiempos, en los últimos años. ¿Cuántos años será? Hará unos 30, 40 años que. Muchos hablantes han sentido que la forma genérica. Perdón, que la forma masculina usada como genérico, más bien, era discriminatoria. Y a muchas personas no les satisface decir los niños, por ejemplo, y con ello abarcar a niños y niñas. Se ha dicho que quedan hechas a un lado las niñas. Uh-huh. Y, se han argumentado muchas cosas. Que en la lengua se refleja la discriminación de género que existe en la sociedad, etc, etc. Las lenguas, pues, no son sexistas, las lenguas no lo son. Quienes son sexistas son las personas, son los hablantes, son las sociedades. Sin embargo, bueno, sí, muchas actitudes de los hablantes, muchos prejuicios de los hablantes se manifiestan en el lenguaje. Entonces, no es un problema para tirarse, sino pensar un poco en ello. Y, bueno, qué hacer. Qué podemos opinar sobre este asunto. Todo el mundo, seguramente, se ha fijado que, en el discurso políticamente correcto, en cierta clase de discurso, sobre todo oral. Los políticos, incluso, y muchos periodistas, etc, que se preocupan por el lenguaje, han optado por utilizar las dos formas, desdoblarlo. Es decir, los alumnos y las alumnas. Incluso, últimamente se ha preferido al revés, las alumnas y los alumnos. Observen, y vean, los niños y las niñas. Los maestros y las maestras. Y así. Bueno, creo que esas formas no se van a imponer del todo, porque no son económicas, digamos. Y en muchos contextos es casi ridículo hacerlo. Sin embargo, bueno, es una forma. Que cierta gente preocupada por el lenguaje ha tomado. También han existido otras propuestas que tienen que ver, básicamente, por ejemplo, algunas de ellas, con la escritura. Y, decir que hay que poner un @ en lugar de la vocal que marca el género, A-O, en lugar de esa vocal. No escribir los niños, sino L-@-S, algo así. Esto, pues, son propuestas para escribir y para marcar el género. Y, creo que por cuestiones políticas y demás, pues, está bien en el discurso escrito. Sin embargo, no es pronunciable, pues. No afecta al sistema, digamos, de la lengua, no afecta. Otra forma que se ha propuesto mucho, y muchos lo han adoptado. Sin embargo, pues, no. Los cambios gramaticales, porque fíjense que se trata de un cambio en la flexión, que es un asunto gramatical. Son muy difíciles de imponerse, como. Pues, sí, por una imposición, por una decisión de un grupo de personas, es un poquito difícil. Pero, bueno, esta otra propuesta es, no usar la vocal A, pero tampoco la vocal O. Si no usar la vocal neutra, que se considera neutra, porque pues ella no es neutra ni nada, pero en fin. Y decir les alumnes, algo así. No se ha impuesto tampoco, pero son formas válidas, digamos. Y finalmente, quienes deciden el cambio lingüístico son los hablantes. Los hablantes son los que deciden si un cambio se da, o no se da, si se impone o no se impone. Y hasta la fecha, es un poquito difícil. [MUSIC]