Los nombres propios, que se caracterizan por escribirse con la inicial, con una letra mayúscula, se caracterizan porque designan el nombre particular que tiene una persona, o que tiene un río, o una ciudad, o un país, o un animal, o alguna instancia gubernamental, también. Los nombres propios son nombres individuales, particulares, que no tienen un significado intrínseco. El nombre, José, el nombre Laura, los nombres propios, Micifuz, el nombre de un gato, o el nombre Buenos Aires, o el nombre Argentina, o México, o Francia, no es que tenga un significado intrínseco. Designa a alguien como si fuera una especie de pronombre deíctico. No es obligatorio que se llame así, es por cuestiones históricas. El nombre propio es el nombre individual de esa entidad. Se caracterizan, como ya también en cierta forma mencioné, porque no suelen tomar complementos. En español estándar, no suelen tomar ni siquiera determinantes, no lo necesitan, no lo requieren. Uno puede decir "Sonia", no, "La Sonia", en español estándar, porque en ciertos dialectos, en ciertas variedades del español sí se usa como signo de confianza o de cariño, de cercanía o algo así, decir "La Sonia", "La Marta hizo tal cosa", con artículo. En español estándar se prescinde del determinante, porque se supone que los nombres propios están autodeterminados. Como no toman complementos, ni determinantes, ni tienen problemas con su significado, para la gramática no son muy relevantes. Resultan de mucho interés, en todo caso, los otros, los nombres comunes. Fíjense que nombran, sirven para designar clases de entidades que existen en el mundo. Por eso decimos "Es un perro", pertenece a la clase de los perros. "Es un adolescente", es la clase de los adolescentes. O "Un anciano", a la clase de... etcétera. Los nombres comunes son el nombre de las cosas, de las clases de cosas que existen, como las hemos categorizado en el mundo. Los nombres comunes sí toman determinantes, artículos posesivos; uno dice "mi casa, "mi patio", "mi perro", "mi gato". Y también, pueden tomar complementos de diversos tipos. Es muy interesante también llegar a distinguirlos estos. Por esa razón, les vamos a dedicar mucho más tiempo, mucha más atención a los nombres comunes, porque si toman complementos, presentan problemas, ciertas cuestiones interesantes en su sentido y en qué casos tienen determinante, en qué casos no, por qué lo hacemos, etcétera. Así como también las clases que podemos distinguir de ellos. Los sustantivos, vamos a referirnos a estos, a los nombres comunes. Los sustantivos son estas palabras que sirven para designar las cosas que existen. Las lenguas así categorizan el mundo. Hay lenguas, por ejemplo, que ciertos sustantivos los expresan mediante verbos. Hay una lengua de América, ubicada en Canadá o Estados Unidos, que para nombrar a un lago, por ejemplo, no se dice "El lago" con un sustantivo como en español, sino se dice con un verbo, voy hacer como una paráfrasis burda, "La tierra enlaguece", o para montaña, "Enmontañese". En esa lengua esas palabras no serían sustantivos, serían verbos. Es la manera cómo la lengua categoriza la realidad, eso es muy interesante. Un fenómeno previo que vale la pena comentar, así antes, es el hecho de que las demás clases de palabras suelen recategorizarse y las convertimos en sustantivos. Me estoy refiriendo, por ejemplo, a los adjetivos que se convierten con mucha facilidad en nombres. Son las palabras que más se recategorizan, se sustantivizan, cambian de categoría. Este fenómeno también es interesante de observarse desde el punto de vista de la gramática y también de la cultura, porque es digno de mencionarse, por ejemplo, que esos adjetivos que aluden a rasgos negativos o que aluden a ciertas carencias que se tienen, son los que con mucha facilidad se convierten en nombres. Me refiero a cuestiones que culturalmente no se consideran como negativas. Por eso decimos, con artículos. Fíjense que voy a decir estos adjetivos que ya se convirtieron en nombres. Cuando decimos "los ciegos", "los sordos", "los gordos", "los flacos", "los negros". Es muy interesante eso, que los adjetivos se consideran marcados hasta cierto punto, porque los no marcado sería ser oyente, ser vidente, ver. Entonces, el grupo de los ciegos, "los ciegos", es más fácil recategorizar la palabra negativa que la positiva. Por eso, por ejemplo, decimos, "los inconscientes", no tanto "los conscientes". "Los ineptos", no tanto "los aptos". "Los infelices", "los felices" no tanto. "Los sinvergüenzas". Las cosas negativas, porque la positiva, a veces, ni siquiera existe. El adjetivo, ese que indica una carencia o algo que se considera malo, se puede recategorizar con más facilidad con un nombre, "Los sinvergüenzas", "los ineptos", "los inútiles", hay muchos. Los invito a que piensen en todas estas palabras, cómo en su origen son adjetivos, pero se usan muy frecuentemente como nombres. ¿Cómo los van a distinguir? Porque tienen un artículo y se usan solos. "Los incompetentes", así. Vamos a ver otras clases de adjetivos que también tienen la particularidad esta.