Ya vimos entonces que la morfología es la parte de la gramática que se interesa en estudiar los procesos de formación de palabras. Revisamos lo que son las palabras. ¿Cómo podemos reconocer una palabra, aunque son muy diferentes? Hicimos una gran clasificación. Las clases abiertas de palabras, que son las clases mayores, como los sustantivos, los verbos, los adjetivos y los adverbios. Y una clase cerrada de palabras, que son listas cerradas que generan los hablantes, se saben de memoria, son palabras de las cuales no podemos prescindir y son palabras que no tienen un significado independiente, autónomo, sino que son palabras gramaticales que indican, dan una información funcional o gramatical, como es el caso de los determinantes. Es decir, artículos posesivos y demostrativos. También los pronombres, las distintas clases de pronombres, personales, relativos, interrogativos. También las preposiciones y las conjunciones. Adviertan que no he estado mencionando las interjecciones. Las interjecciones no van a formar una clase de palabras, puesto que no van a ser una clase palabras por razones que veremos más adelante y que es muy fácil de ver. Entonces, ya tenemos dos grandes clases de palabras. Tenemos que reflexionar también acerca de cuáles son los procesos morfológicos que sufren, que tienen, que presentan estas palabras. Porque muchas veces, tanto las clases abiertas como las clases cerradas, las llamadas "funcionales" o clases gramaticales, esas clases cerradas, como ambas pueden presentar algunos de estos procesos. Son tres procesos que conviene revisar brevemente: el proceso morfológico de flexión, el de derivación y el de composición. Son los tres que suelen presentarse en las lenguas y en español los tenemos, por ejemplo. En español, tenemos el caso de la flexión. ¿A qué se le llama flexión? Al fenómeno que consiste en agregarle a las palabras cerradas o abiertas, desinencias, ciertas terminaciones para indicar accidentes gramaticales, como se le ha llamado, de género, de número. Si queremos decir el femenino plural de "niño", cambiamos la desinencia y decimos "niñas", femenino plural. Si queremos expresar el masculino plural, decimos "niños". A eso se le llama flexión, o sea, la marcación de género y de número. En español solo tenemos masculino y femenino, el neutro solo aparece en unas cuantas formas nada más de palabras, como el caso de "lo", que vamos a revisar en su momento. Otras lenguas tienen la expresión de número dual para marcar dos, por ejemplo; el español no, solo marca singular, plural, femenino y masculino en español. Pero en otras lenguas podemos tener el neutro plenamente expresado, como es el caso del latín, donde se puede ver muy nítidamente esto. También es flexión, el tipo de cambios que presentan los verbos a la hora de conjugarse. Por ejemplo "cantar" termina en "ar", eso marca infinitivo, pero si lo conjugamos y decimos "cantamos", esa terminación "amos" ya marca el tiempo, marca persona, marca número, persona gramatical, es plural en este caso, primera persona del plural, etcétera. Los verbos es la clase de palabras que más flexión va a presentar. En español, el verbo no suele marcar, no marca, más bien, no marca género, excepto en los participios, como vamos a ver más adelante, cuando ya entremos a las clases de palabras. Entonces, la flexión es el fenómeno que consiste en agregar al final de cada palabra la marca de género, número, tiempo, modo, persona que tiene esa palabra. Los artículos marcan género y marcan número. "Los libros", por ejemplo. El género no marca una distinción sexual, sino es género nada más, género gramatical, femenino o masculino, que fue heredado en el caso el español, del latín. Esa es la flexión. Ya cuando entremos a revisar las clases de palabras, veremos qué ocurre en cada una.