[MÚSICA] [MÚSICA] [MÚSICA] [MÚSICA] Este testimonio fue escrito por una profesora de un colegio público de Bogotá, dentro de un trabajo que estamos realizando con varias profesoras y profesores de varios colegios de Bogotá para mejorar como docentes y como personas. Arranca el testimonio diciendo, las sensibilidades en las relaciones docentes pueden tener efectos benéficos o dañinos, tanto en los estudiantes, como en los profesores. En este escrito quiero ilustrar los efectos en el caso de uno de mis estudiantes de grado séptimo. Mariano es un niño delgado, hiperactivo, todo el tiempo está hablando, es como si tuviera que expresar sus pensamientos a gritos. Cuando está en clase, tiene que hacer chistes todo el tiempo para generar risas y romper con la rutina de la clase. En las anotaciones de los profesores que se leen en el observador del alumno, hay apreciaciones como las siguientes, textuales, es un estudiante que se la pasa molestando en clase, su indisciplina y groserÃa son continuas, el joven se fugó de clase de una forma irrespetuosa y desobediente, no realiza evaluación. Todo el tiempo interrumpe con su indisciplina. Grita, canta, dice frases en voz alta que no van de acuerdo con el contenido de la clase, no deja trabajar a los compañeros y los golpea. Esas son las quejas que escriben muchos y muchas profesoras en el observador del alumno. Continúa esta profesora. La experiencia me ha enseñado que siempre que encontramos un niño con estas caracterÃsticas tan difÃciles, quiere decir que algo serio está pasando en su vida. Por eso Mariano me llamó la atención desde el comienzo, yo sabÃa que detrás de todo su comportamiento tenÃa que haber algo que yo debÃa descubrir para comprender sus acciones. Comento yo. Estos primeros párrafos revelan la diferencia tan radical entre la actitud de los profesores y las profesoras que se limitan a anotar en el observador del alumno sus quejas por el mal comportamiento de Mariano, y la actitud de esta profesora, que en lugar de entrar en conflicto con él, investiga qué experiencias pudo haber vivido que expliquen su comportamiento. Mientras la actitud de los primeros fue de juzgarlo para castigarlo, lo que la profesora relata en su testimonio muestra cómo ella practicó la actitud opuesta, la de escucharlo para comprenderlo. Continúa la profesora. Al comienzo, las dificultades con Mariano para realizar los ejercicios de silencio eran notorias, se reÃa, hacÃa chistes, ruidos, cantaba, molestaba a los compañeros que estaban al lado, por lo que decidà hablar con él para pedirle que se regalara ese espacio. Hablar con él para que se regalara ese espacio. Y le pedà también que si no podÃa cambiar sus pensamientos, tratara de estar en silencio. Y los resultados fueron positivos, por un lado, comenzó a respetar el silencio, y por el otro, para mi sorpresa, cuando coloreamos unos dibujos especiales, pude ver su empeño y su atención, y su concentración en la actividad. Hasta hizo uno en su casa, lo coloreó y me lo trajo la siguiente clase. Cuando noté sus cambios, empecé a valorarlos públicamente, lo abrazaba y lo felicitaba. Su actitud frente a lo académico cambió positivamente. Todo esto parecÃa ser para él el reconocimiento de su Ser, porque empezó a decirme que me querÃa. Asà decidà llevar a la siguiente clase una lectura sobre por qué grita la gente, y decidà dedicársela a Mariano. Le expliqué que querÃa que su corazón estuviera junto al mÃo y que asà no tendrÃa que estar gritando, porque cuando los corazones de las personas están cerca, no necesitan gritar, solo con susurrar, o incluso con palabras se pueden comunicar. Comento yo. el impacto transformador que tuvo en Mariano la actitud de escuchar para comprender que la profesora puso en práctica fue evidente, inmediatamente comenzó a mejorar tanto su comportamiento, como su desempeño académico. Continúa el testimonio. En un ejercicio que hicimos en clase sobre nuestros sueños, noté que Mariano no escribÃa nada. Entonces, de manera discreta, le pedà que me escribiera algo sobre su vida. Me dijo que no lo podÃa escribir en el cuaderno porque su familia lo podÃa leer. Le dije que lo escribiera entonces en una hoja sin escribir su nombre. Al finalizar la clase, me la envió con uno de sus amigos, quien en voz baja me dijo, acá le envÃa Mariano esto. De manera cómplice lo guardé en mi carpeta para leerlo luego en privado. Mi corazón latÃa fuertemente porque intuÃa que en aquel trozo de papel me estaba confiando algo muy importante de su vida. Este fue su escrito. Todo empezó cuando yo tenÃa dos meses de edad, mi papá le daba muchos lujos a mi mamá y me compraba mucha ropa y cosas, you que era chef. Cuando cumplà dos años, mi papá llegó borracho a la casa y en un acto de celos mató a mi mamá. Yo estaba muy pequeño, pero todavÃa me acuerdo. Mi papá duró tres años fugitivo, pero después lo capturaron. Me fui a vivir con mis abuelitos, los cuales me criaron y me dieron estudio. Un dÃa, un tÃo mÃo se encontró con el hermano menor de mi papá, que también es chef, y él le dijo que mi papá you habÃa salido de la cárcel. Lo conocÃ, y lo perdoné. Hoy tengo 14 años y me aparecieron dos hermanos, uno de 10 años, y una niña de tres meses. Hoy no quiero despegarme ni un momento de mi papá. Él a veces me acompaña a visitar a mi mamá al cementerio, cuando él llora, yo le digo que you lo perdoné, que él no tuvo la culpa, sino mi mamá. Comento, finalmente. La confianza que Mariano sintió con su profesora por haberse sentido tan escuchado y comprendido, no solo evitó el conflicto que otros profesores y profesoras generaban con Mariano, sino que le dio la libertad para poder compartir con ella por escrito la experiencia tan traumática que habÃa vivido él a los dos años de edad, lo cual produjo el efecto sanador que necesitaba para poder mejorar, por su propia cuenta, tanto su comportanmiento, como su desempeño, sin necesidad de ejercer sobre él ningún tipo de presión externa. [MÚSICA]