Bienvenidas y bienvenidos al curso "Contexto de negocios en América Latina". Esta será la última clase sobre el contexto social y polÃtico de la región, y nos propondremos conocer los desafÃos actuales a la democracia en América Latina y las tensiones generadas por el desarrollo del populismo contemporáneo. Las promesas de la democracia quedaron un poco inconclusas en la región. A pesar del crecimiento económico sostenido en muchos paÃses ayudado por el boom de las "commodities" a principios de este siglo, los escándalos polÃticos, la corrupción y las crisis económicas ocasionales propiciaron el desencanto de la ciudadanÃa con sus gobiernos electos. La alternancia de gobiernos generó la impresión de que, a veces, no existÃa mucha diferencia entre las diferentes opciones ideológicas. En algunos paÃses, esta combinación de desencanto y crisis llevó al surgimiento de lÃderes "outsiders", como Hugo Chávez en Venezuela, Alberto Fujimori en Perú y, también, de liderazgos menos tradicionales como el de Evo Morales en Bolivia. Nuevos partidos polÃticos, entonces, se crearon en un contexto en que los partidos polÃticos tradicionales se desplomaban y se generaba lo que se conoció como el colapso del sistema de partidos. En otros paÃses los partidos polÃticos no colapsaron, no se dio un derrumbe similar, pero, sin embargo, sà aumentó el desencanto de la ciudadanÃa en hechos palpables, como puede ser la alta abstención electoral, una cantidad cada vez más grande de votos blancos o de votos nulos y, en general, de una desconfianza generalizada hacia las instituciones polÃticas. Pueden ver en este gráfico, que muestra la encuesta del Proyecto de Opinión Pública de América Latina, cuál es el promedio de los respondientes de nuestra región que dicen que tienen una alta confianza en los partidos polÃticos. Es solamente un 17 por ciento en promedio, que es en este caso el valor de Argentina. Pero, este promedio esconde que hay muchos paÃses muy importantes de la región, como Brasil, Colombia y Chile, que tienen niveles inferiores al 10 por ciento de confianza en los partidos polÃticos. Sólo Nicaragua alcanza un número más importante, teniendo un 30 por ciento de apoyo en el 2016. Probablemente, esto no sea igual ahora. Los legados históricos de América Latina no han desaparecido en el siglo XXI. El surgimiento de lÃderes carismáticos sigue siendo un fenómeno recurrente a nivel nacional y casi universal a nivel local, donde las estructuras polÃticas, aún en los casos más institucionalizados, dejan paso al personalismo del alcalde de turno, aunque serÃa injusto asociar sólo a América Latina con el populismo ya que puede hablarse de que es un fenómeno que, evidentemente, hoy en dÃa está cruzando fronteras. A principios del siglo XXI, se dio una ola de gobiernos de izquierda en Argentina, Brasil, Chile, Bolivia, Uruguay, Ecuador y Venezuela. Mientras que algunos de estos gobiernos eran considerados como exponentes de la izquierda respetuosa de las instituciones, los casos de Chile, Uruguay, Brasil, otros fueron vistos como ejemplos populistas de lÃderes carismáticos que no tenÃan preocupación por construir partidos polÃticos que los sucedan. El caso de Venezuela, Bolivia y Ecuador eran los más claros. Chávez, Correa y Morales eran los lÃderes indiscutidos de movimientos populares que representaron un claro corte con el pasado de esos paÃses. Generaron reformas constitucionales, cambios drásticos en la polÃtica exterior y en las polÃticas económicas, producto de una combinación muy particular en cada caso de nacionalismo, populismo, tradiciones indÃgenas y una interpretación vernácula del socialismo. A continuación, te invito a realizar la siguiente actividad formativa. Es interesante cómo se puede observar un desarrollo, casi en simultáneo, de esta ciudadanÃa desencantada, de un resquebrajamiento del tejido social y polÃtico producto, en muchos casos, de las dictaduras y de las crisis económicas, pero que también coincide con una levantada muy fuerte de una nueva agenda de derechos que, en general, tienden a trascender las dimensiones clásicas de la izquierda y de la derecha, como son los derechos de los pueblos originarios, de las disidencias sexuales y de las mujeres. Esta nueva agenda de derechos, de inspiración más progresista y liberal, está llamada a chocar con los resabios más conservadores de las sociedades latinoamericanas. En este contexto de nuevos derechos, encontramos las nuevas constituciones que hablan de estados plurinacionales, otorgándole y reconociendo el derecho de los pueblos originarios de mantener alguna de sus instituciones ancestrales. En lo relativo al tema de mujeres, en 1991 Argentina fue lÃder mundial en el establecimiento de una cuota de género para el Congreso, que implicó que muchas mujeres entraran a la polÃtica. Actualmente en la región, casi todos los paÃses tienen algún tipo de cuota de género y muchos de estos paÃses, como Bolivia, Costa Rica, Ecuador, México y Argentina, ya están hablando o ya están aplicando leyes de paridad legislativa. La nueva agenda de derechos también tiene que ver con temas de derechos postmateriales, de alguna manera. La legalización de la unión civil y, en algunos casos, el matrimonio entre personas del mismo sexo y las normativas más recientes sobre identidad de género son ejemplos de estos nuevos derechos reconocidos en la región. La nueva oleada de gobiernos de derecha en Argentina, Chile y Colombia se puede contraponer a sus congéneres en Brasil, de Guatemala y Honduras, de manera similar a la división entre administraciones de izquierda que vimos a principios de este siglo. Es posible encontrar, asÃ, dos derechas, una derecha más pragmática, respetuosa de las instituciones y de los derechos civiles, y una nueva derecha que surge como reacción a lo que perciben como populismo de izquierda y a la agenda de nuevos derechos que hablábamos anteriormente, una derecha más autoritaria, populista y nacionalista cuyo nombre más reconocible es el del nuevo presidente de Brasil, Jair Bolsonaro. El final que se avecina del experimento populista de "izquierda bolivariano", que ha terminado convertido en un régimen autoritario y represivo, parece dejar paso a lÃderes autoritarios, pero ahora de derecha, que llegan al poder, también, por medio de elecciones, pero que dejan abiertos grandes interrogantes sobre cómo ejercerán el poder y cuán respetuosos van a ser de los derechos humanos. Ahora, puedes tomarte un tiempo para responder a estas preguntas. La democracia, que tanto nos costó conseguir, no llegó exenta de problemas en América Latina. Escándalos polÃticos, corrupción generalizada, crisis económicas y humanas han generado un desencanto de la ciudadanÃa con la democracia. La confianza en las instituciones tradicionales, como la Iglesia Católica, y las instituciones del orden, como las Fuerzas Armadas, se han ido erosionando junto con la confianza en los gobiernos democráticos y en los partidos polÃticos. En algunos casos, esto ha ido tan lejos como para provocar el colapso de los sistemas de partidos tradicionales y la emergencia de lÃderes por fuera del sistema polÃtico. Gran parte de la izquierda populista de principios del siglo XXI puede enmarcarse en esta descripción, Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa. Por otro lado, se abre la región a fuerzas progresistas que logran fortalecer una agenda de derechos, la incorporación a la Constitución de los derechos de los pueblos originarios, y la sanción de leyes de matrimonio igualitario e igualdad de género, junto con las acciones afirmativas que buscan igualar la cancha para que las mujeres accedan a puestos polÃticos decisivos. Esta embestida de derechos tiene su contracara en la emergencia de una nueva derecha más conservadora que empresarial, ligada a valores nacionalistas y populistas y que genera dudas sobre su compromiso real con la democracia y los derechos individuales.