Bienvenido. En esta sección vamos a estudiar cómo se inserta América Latina en el comercio de bienes y de servicios a nivel internacional, y vamos a explicar por qué es importante participar en la economía del mundo. La primera parte consiste en preguntarnos: ¿por qué queremos comerciar con el resto del mundo? Hay cuatro buenas razones. La primera, es que uno puede acceder a bienes que son de buena calidad, de mucho mejor calidad, probablemente, que la que podamos producir domésticamente, y eso inmediatamente mejora el bienestar de las personas. Consideren la disponibilidad que tenemos en este momento de teléfonos celulares, de "laptops", de distintos electrónicos que, probablemente, no podríamos producir con la misma eficiencia y de la misma calidad con la que se producen en otros países que son los pioneros en esa área. En segundo lugar, si nos insertamos en la economía mundial, podemos acceder a nuevos mercados de exportación. Mercados que, hasta hace años atrás, no pensábamos que eran posibles, por ejemplo, en Chile hemos podido exportar frutas, vinos y salmones, que no eran precisamente parte de la matriz de producción y de exportación hace 30 años. Esto permite que las personas que viven de estos negocios mejoren su nivel de ingreso y mejoren su productividad. La tercera parte, que es muy importante para América Latina, consiste en acceder a mejores tecnologías, a nuevas tecnologías. Y la cuarta parte, que esas nuevas tecnologías, además, permitan mejores prácticas en la producción, por ejemplo, reduciendo los niveles de contaminación, reduciendo el uso innecesario de energía, o mal utilizando el capital físico o el capital que tienen las personas adentro, una de las formas de educación. En el gráfico que está acá, mostramos la participación, cuánto del comercio mundial, es hecho por países latinoamericanos, por empresas de países latinoamericanos, y cuánto es hecho en el resto del mundo. Como puede verse, a la izquierda está América Latina, el resto de las regiones en el eje horizontal están hacia la derecha. Se puede ver que, en realidad, la participación de América Latina es bastante baja, no alcanza al 5 por ciento de todo el comercio mundial. Comparen esto con la situación de Asia del Este, que comercia alrededor del 22 o 23 por ciento del nivel mundial e incluso con Europa del Este, que hasta hace 20 años atrás eran economías que no comerciaban nada con el resto del mundo. En términos de comercio de bienes estamos bastante rezagados, y en términos de comercio de servicios, que incluyen el turismo, los seguros, la logística y otra serie de bienes que son crecientemente importantes en el desarrollo mundial, estamos aún más atrás. El comercio de América Latina no sólo es pequeño, menor de lo que nos interesaría que fuera, sino, además tiene una estructura que lo hace particularmente vulnerable a los distintos vaivenes de la economía mundial. Muchos de los países exportan recursos naturales. Los más obvios por supuesto son petróleo en el caso de Venezuela o Ecuador, minerales en el caso de Chile y Perú, o productos agrícolas en Argentina, Brasil y Colombia. Muy pocos países exportan manufacturas, México con excepción. Y muy pocos países tienen un nivel suficiente de exportación de servicios, los más exitosos, sin lugar a dudas, son aquellos que hacen turismo en la zona del Caribe o la zona de Centroamérica. En la gráfica que ustedes ven, hemos puesto nuevamente las regiones ordenadas en el eje horizontal y en el eje vertical hemos puesto una medida de cuán concentrada están las exportaciones. Como puede verse, las exportaciones de los países desarrollados están muy poco concentradas, con indicadores que no pasan de 1.500 o 2.000. En cambio, en muchos de los países en desarrollo, en particular, en el Medio Oriente o en África, los países exportan virtualmente un único bien. Por ejemplo, en el Medio Oriente es típicamente petróleo, en África es típicamente algún producto agrícola. Nuestra situación es un poco mejor que la del resto de las regiones, pero, aún no alcanza el desarrollo que debiera tener, de modo tal de no estar sujeto a los vaivenes del precio del petróleo, del precio del cobre, del precio del algodón o del café. En esta gráfica que ustedes ven ahí, están ordenados en el eje horizontal los países de América Latina, y en el eje vertical la medida de concentración de exportaciones que acabamos de introducir. Como ustedes pueden ver, acá hay dos lecciones que sacar. La primera es que la concentración de exportaciones no se relaciona con el nivel de desarrollo de los países. Ni las exportaciones son necesarias para el desarrollo, ni el desarrollo determina el tipo de exportaciones que tenemos, la concentración de las mismas. El segundo punto es que hay países en América Latina que están extremadamente concentrados, como puede ser Venezuela que exporta típicamente sólo petróleo, o incluso Chile o Perú que son exportadores de minerales, pero de un solo mineral. En consecuencia, si la región quiere avanzar y quiere ser menos vulnerable de lo que ha sido en el pasado y aprovechar de mejor forma las potenciales inversiones y creación de negocios en la región, es importante que diversifiquen la matriz de exportaciones.