Ahora que conocemos las características principales que tiene que tener un problema político para generar una respuesta gubernamental, es el momento de centrarnos en el núcleo de esta lección, es decir ¿cómo se construyen los problemas políticos? Se trata de un proceso de construcción en tres escalones. El primer escalón se refiere a la labelización, la labelización es una mala traducción en inglés pero se entiende más o menos el concepto. Se trata de encontrar un label, una etiqueta que podamos pegar sobre una realidad social. Obviamente estas etiquetas no son obvias, los colectivos, los grupos, los lobbies, las empresas, los partidos luchan para imponer su visión de la realidad e imponer su visión en lo que es un problema político. Obviamente no es lo mismo hablar con la industria automovilística de la violencia en la carreteras que con colectivos de personas afectadas por los accidentes. Cada uno enfocará la realidad social problema de violencia en las carreteras de una forma diferente. Segunda dimensión, la problematización. Problematizar un problema político es esencial para asegurarse de que genere una respuesta en términos de políticas públicas. ¿A qué se refiere este proceso? Es muy sencillo, el proceso de problematización consiste en encontrar un culpable o al menos un detonante y vincularlo de forma lógica con un resultado. ¿Cómo se realiza esto? A través del discurso, los colectivos luchan para imponer su visión ideal o al menos de lo que son los pasos de causalidad a través de relación de casualidad entre este detonante y este resultado. Volviendo al tema de las carreteras, obviamente la vinculación entre velocidad y muertes en las carreteras no es obvia para la industria automovilística, sí que lo es para los colectivos de accidentados. Tercera dimensión, la reclamación. El proceso de reclamación dentro de la construcción de los problemas es esencial para asegurarse nuevamente de que este enfoque, esta etiqueta y este vínculo de causalidad genere en una respuesta y la respuesta deseada incluso. Cada colectivo lucha para que se tome en cuenta en el gubernamental su conjunto de respuestas, la respuestas de la industria automovilística no son las mismas que las de los colectivos de accidentados para luchar contra las muertes en la carreteras. Mientras la industria insiste en la creación de normas de seguridad que impongan más airbags y la renovación, la reforma de la red de carreteras los colectivos de las víctimas de la violencia en las carreteras piden que bajan la velocidad, piden más policías para asegurarse que la gente respete las reglas. En definitiva podemos decir que al igual que decía Giandomenico Majone, uno de los mayores autores en el campo de las políticas públicas, las políticas públicas están hechas primero y ante todo de palabras. Bien, este proceso de construcción requiere acciones, requiere estrategias discursivas que es uno de los sectores de análisis de políticas públicas más pujante de los últimos 20 años. Tres sectores nos interesan particularmente de aquí. Primero, el sector definido por Deborah Stone, una norteamericana que trabaja precisamente con este vínculo de causalidad y sobre las historias causales que se crean, se generan para vincular un detonante con un resultado. Deborah Stone nos lo dice, lo afirma y es contundente en este sentido, una buena historia causal tiene que culpar a una acción humana, no se puede culpar al cielo por haber generado un tsunami en Japón o por haber generado lluvias torrenciales en china o en India. Simplemente hay que buscar un culpable diría humano. ¿Cuál es el proceso aquí? Se puede culpar a la industria o las industrias altamente contaminantes por desajustar los mecanismos climáticos que a su vez van a generar tifones y desgracias climáticas. Eso sí, es un trabajo que consiste en demostrar como en el juicio que este culpable tenía un objetivo muy claro y una estrategia muy racional para llegar a donde quería. El problema de una industria es que está metida en un banco capitalista que le impone que genere beneficios para sus accionistas. Deborah Stone insiste en que los colectivos afectados tienen que demostrar que este procedimiento, este proceso genera efectos indeseados para la mayoría de la humanidad. Es un trabajo político muy intenso. Otro sector del estudio de los problemas políticos y de las estrategias discursivas de los actores es el sector que consiste en centrarse en el uso, yo diría el abuso a veces del saber experto. Obviamente el saber experto, el expertise como se dice ahora es esencial en materia de políticas públicas para generar datos, para entender lo que ha funcionado, lo que no ha funcionado en una evaluación de políticas públicas pero a veces se utiliza en un sentido prácticamente contrario a lo que indica la racionalidad. Muchas veces utilizamos simplemente los signos exteriores de la expertise sin entrar en detalle. Me refiero a que las evaluaciones o los discursos de políticas públicas que utilizan elementos como anglicismos, uso de palabras en latín, el uso de expertos con grandes chaquetas provenientes de grandes consultorías norteamericanas, todos esos pequeños detalles añaden peso de forma muy artificial a un discurso que debería ser totalmente racional. Estamos en pleno pensamiento mágico nos dice el sociólogo francés Pierre Bourdieu. Otro sector muy interesante y muy importante últimamente en el estudio de las estrategias discursivas en materia de políticas públicas es el del estudio de los símbolos. No es luego en sí porque existen desde los años 70, 80 con autores como Edelman pero Edelman ha generado una escuela que sigue trabajando sobre estos símbolos políticos y su activación en materia de políticas públicas. Un símbolo y lo sabemos todos desde el instituto es el conjunto de significado y significante que tiene de hecho un vínculo que no es totalmente aleatorio, hay algo detrás de la gaviota del partido popular o la rosa del partido socialista se refieren a universos mentales, normas, conceptos, valores que todos entendemos y que tienen que ver con los valores de estos partidos y los símbolos pueden unir o desunir, separar las comunidades. Bien, Edelman nos explica cómo se utilizan los símbolos en materia de políticas públicas. La política bélica norteamericana por ejemplo suele abusar del uso de la bandera norteamericana, símbolo de unión. De la misma forma todos tenemos en mente estos símbolos que utilizaba y que sustentaba la política tabacalera de los gobiernos de los años 70 como el cowboy Marlboro vaquero Marlboro cruzando esas llanuras norteamericanas a caballo, símbolo de virilidad y de que el tabaco no era un producto nocivo. Este símbolo cambió totalmente y radicalmente en los años 80 a través de la movilización de colectivos de afectados que impusieron otras imágenes, otros símbolos en el espacio público para luchas y modificar la política norteamericana especialmente a favor del tabaco. Imágenes como niños con cáncer, pulmones afectados con la enfermedad generaron un electroshock en la opinión pública y una respuesta gubernamental muy contundente. Hoy en día los gobiernos están metidos en una posición muy inconfortable, por una parte siguen subvencionando los cultivos de tabaco pero por otra parte intentar cuidar un poquito más de la salud de sus ciudadanos luchando contra los efectos nocivos del tabaco.