Una de las grandes preguntas que se plantea el análisis de las políticas públicas es cómo deberían tomarse las decisiones públicas. Y en ese sentido eh, algunos responden que las decisiones públicas deberían tomarse de la forma más racional posible, ¿hm? El problema es que en el sector público la toma de decisiones se sigue rigiendo excesivamente por criterios políticos y no por criterios de racionalidad técnica. Ehm, hay un exceso de política en el proceso de toma de decisiones públicas como mínimo desde la perspectiva de algunos autores. Y ese exceso de política en el proceso de toma de decisiones conlleva una serie de distorsiones en las políticas públicas. Por ejemplo, ¿hm?, los políticos parecería que cuando toman decisiones se preocupan sobre todo de contentar a su electorado, ¿hm? Eh, lo cual no siempre coincide con las decisiones que son técnicamente mejores, ¿hm? Eh, esa voluntad de los políticos de contentar a su electorado puede llevarnos, por ejemplo, pues a incrementar el gasto público por encima de lo que sería óptimo, de lo que sería adecuado. Quizá en el corto plazo estamos todos contentos, ¿eh?, porque el poder político reparte servicio, reparte equipamientos, infraectructuras, etcétera, pero a largo plazo eso eh, implica una serie de problemas que también los tenemos que pagar entre todos, ¿hm? . Ese sería un ejemplo de cómo eh, el exceso de política en la toma de decisiones puede conllevar una serie de distorsiones en las políticas públicas. Por lo tanto, necesitamos más racionalidad técnica en las políticas públicas y eh, menos eh, racionalidad política, ¿hm? Necesitamos que las decisiones públicas se rijan más por criterios técnicos y científicos y menos por criterios políticos. ¿Qué significa entonces tomar decisiones racionalmente? Significa seguir un método de toma de decisiones estructurado en una serie de pasos básicos o de pasos fundamentales. Ehm, en primer lugar, tomar decisiones racionalmente quiere decir que lo primero que tenemos que hacer es analizar exhaustivamente el problema en cuestión, ¿hm? Ver cuáles son sus distintas dimensiones, cuál es la magnitud del problema, cuáles son sus posibles causas o factores explicativos. El segundo paso que debemos adoptar eh, en este proceso de toma racional de decisiones públicas es la identificación de las alternativas para hacer frente a ese problema. Siempre para hacer frente a un problema tendremos eh, distintas eh, soluciones alternativas, ¿hm? Debemos poder identificar eh, todas esas alternativas. Y a partir de aquí el tercer paso será analizar y comparar sistemáticamente estas alternativas, cuáles son sus costes y sus beneficios, cuáles son sus potenciales ventajas y desventajas, ¿eh? Debemos poder hacer ese análisis comparativo de las alternativas de una forma eh, lo más sistemática posible. Todo ello debería permitirnos eh, poder identificar y elegir la alternativa óptima. Aquella que minimice los costes y maximice los beneficios, ¿hm? Eh, tenemos que ser capaces a través de este método racional de toma de decisiones de identificar aquellas decisiones que son óptimas en el sentido de que nos permiten dar una solución más eficaz al problema a un menor costo. Pongamos un ejemplo de esto, Tenemos eh, pues el centro histórico de una gran ciudad como Barcelona donde vemos que ha aumentado eh, la delincuencia, han aumentado los hechos delictivos, ¿hm? Eh, frente a este problema se pide que el decisor público que el gobierno, que el ayuntamiento en este caso, de una respuesta. Eh, ¿cómo debería proceder el ayuntamiento para dar una respuesta técnicamente racional al problema planteado? Pues en primer lugar, lo que debería hacer el ayuntamiento es analizar a fondo el problema, ¿no? ¿Cuáles son eh, las dimensiones del problema? Deberíamos ser capaces de identificar indicadores que den cuenta de las distintas dimensiones del problema. Ehm, por ejemplo, ¿eh? ¿Quién comete los delitos? ¿eh? ¿Quién son las víctimas de esos hechos delictivos? Eh, ¿cuándo se producen esos hechos delictivos, si hay unas determinadas franjas horarias en que se producen más o menos? ¿En qué medida realmente esos hechos delictivos han aumentado o por el contrario es más una cuestión de percepciones de la gente que una realidad objetiva, ¿hm? Deberíamos poder recopilar todos estos datos y tener una información exhaustiva sobre el problema planteado. Ese sería el primer paso. El segundo paso, identificar las alternativas. Ehm, podríamos plantearnos distintas soluciones a este problema. Por ejemplo, aumentar la presencia policial en el barrio, o bien eh, también aumentar eh, o endurecer las penas hm, para los eh, para los delincuentes, ¿hm? Ehm, regular los horarios comerciales, eh, mejorar la iluminación pública, ehm, poner cámaras de videovigilancia, eh, eh, podríamos plantearnos también programas sociales, por ejemplo, ¿no?, programas de mejora social eh, en el barrio si vemos que hay determinados colectivos que son los que son reincidentes y a lo mejor lo son pues porque están sufriendo una serie de problemáticas sociales, ¿no? Podríamos plantearnos también la posibilidad de dar respuestas sociales a, a las causas que provocan ese aumento de, del problema. Podríamos plantearnos una estrategia más integral de regeneración urbana, económica y social, no solo del barrio en cuestión, sino a lo mejor también de aquellas zonas de donde proceden las personas que están cometiendo esos hechos delictivos. En definitiva, tenemos muchas alternativas posibles para hacer frente al, al problema. Lo que deberíamos hacer en tercer lugar es comparar los costos y beneficios de cada una de esas alternativas. Costos y beneficios que no solo se deben medir en términos económicos. Hay que tener en consideración también otro tipo de criterios, ¿hm? Efectivamente, los criterios económicos son importantes, pero hay otros valores en juego siempre en, en cualquier decisión pública. Por ejemplo, eh, endurecer las penas puede ser una medida eficiente si lo miramos desde una perspectiva estrictamente económica pero, a lo mejor, ese endurecimiento de penas acaba comportando vulneración de determinados derechos básicos de las personas. Lo mismo ocurre con las cámaras de videovigilancia. Puede ser una medida barata y eficaz desde el punto de vista de la reducción de los delitos, pero, a lo mejor, eso conlleva eh, una serie de vulneraciones de derechos e intimidad, etcétera, etcétera. Ehm, una vez eh, analizamos de manera sistemática a todas estas alternativas, estaríamos en condiciones de poder elegir aquella alternativa que nos da una solución óptima al problema planteado. Como hemos dicho antes, una solución que nos permite eh, minimizar los costes y maximizar los eh, beneficios en relación con el problema que tenemos planteado. La cuestión es si es posible tomar eh, decisiones racionalmente eh, en las políticas públicas o en qué medida podemos aspirar a este tipo de racionalidad técnica en el proceso de eleaboración de las políticas. Hay una serie de límites. Hay una serie de dificultades para seguir esta metodología que hemos expuesto. Por ejemplo, hm, recopilar información eh, para analizar exhaustivamente el problema tal y como lo hemos dicho anteriormente conlleva una serie de costos. ¿Hm? Eh, de costos no solo económicos, sino también de tiempo. O, a lo mejor, simplemente no tenemos toda la información que quisiéramos tener, ¿eh? Por lo tanto siempre hay unos límites desde el punto de vista de la información y desde el punto de vista del conocimiento. Nuestro conocimiento sobre los problemas públicos siempre es un conocimiento parcial, limitado, eh, insuficiente. Otra, otro de los límites eh, habituales en la racionalidad de la toma de decisiones es que el decisor público no acostumbra a tener en cuenta todas las alternativas posibles para hacer frente a un determinado problema. También sería muy costoso, ¿eh? En realidad, lo que hace el decisor público es tener en, en consideración solo aquellas alternativas que a priori encajan más o menos con sus valores, con sus marcos ideológicos, por lo tanto no se consideran todas las alternativas sino solo algunas de ellas. En tercer lugar, el análisis comparado hm, y sistemático de las distintas alternativas es muy difícil de realizar, porque como hemos apuntado you anteriormente no siempre hay unos criterios claros para hacer esa comparación de las alternativas. O incluso puede haber contradicciones evidentes entre los distintos criterios. Hm, por ejemplo como decíamos antes, ¿no? La, los criterios económicos no siempre coinciden con otros criterios eh, que tienen que ver con los derechos sociales, con los derechos humanos, etcétera, etcétera. Siempre hay distintos tipos de criterios que tenemos que tener en cuenta y esos criterios pueden entrar en contradicción entre sí. Por último y eh, como consecuencia de todo lo que hemos dicho, normalmente las decisiones que se toman aún y cuando hemos seguido este método racional de toma de decisiones, no son las decisiones óptimas en el sentido que la hemos dicho anteriormente, sino que son simplemente decisiones satisfactorias, ¿eh?, dadas las limitaciones de tiempo, las limitaciones económicas, nuestras limitaciones de conocimiento, las limitaciones de distintos tipos que siempre tenemos que enfrentar en el proceso de toma de decisiones públicas.