Dada esta comprejidad del proceso de implementación que lo estamos incluyendo desde el inicio de esta sesión, uno de los aspectos centrales en los estudios de implementación son los llamados fallos de la implementación. ¿A qué se refiere este concepto? Se refiere a la distancia, a la divergencia, a la diferencia entre aquellos objetivos que se plantean en la decisión que tomamos, en el diseño que elaboramos para un determinado problema de intervención, y los resultados que finalmente acabamos observando, o incluso los impactos que a más largo plazo acabamos obteniendo. El proceso intermedio, el proceso de implementación entre los objetivos propuestos y los resultados obtenidos es tan complejo que lo más habitual es encontrar diferencias entre lo previsto y lo que finalmente acabamos obteniendo y observando. Esta diferencia es lo que habitualmente la literatura llama pues fallos de implementación. Estos fallos, para intentar evitar la connotación negativa que tiene la palabra, podríamos denominarlos más comúnmente como brecha de implementación para visualizar esa distancia. Sin embargo, como lo más habitual es encontrar esta distancia, deberíamos hilar más fino, y conceptualizar de manera más diversificada distintos tipos de brecha, es decir, diferentes tipos de brecha en función de la naturaleza de esa diferencia, y los motivos por los cuales esa diferencia se produce. Así podríamos hablar de un primer tipo de brecha de implementación, que sería el desplazamiento de política pública. Es decir, dijimos que haríamos una cosa, y hacemos otra diferente. Por ejemplo, imaginemos que hemos definido un determinado modelo de gestión para un sistema sanitario, un modelo de gestión, en el cual proponemos una separación estricta entre los agentes que financian y regulan el sistema sanitario, y aquellos que prestan los servicios. Bien, y finalmente encontramos que en lugar de esta separación, el agente que regula y financia, de hecho, se implica directamente en la gestión de los proveedores, de tal manera que incluso está presente en sus consejos de administración. you habíamos propuesto separación, y lo que acabamos obteniendo es fusión. Es decir; proponemos una cosa, obtenemos otra. Esto es un desplazamiento, un ejemplo de desplazamiento de política pública. Un tipo distinto, un segundo tipo diferente de brecha de implementación sería aquél consistente en un déficit de implementación. En este caso no hacemos una cosa diferente de la que habíamos anunciado o aprobado, sino que comenzamos a realizar, a desplegar aquello que habíamos planificado, pero no lo acabamos de completar del todo. Es decir, por ejemplo, habíamos anunciado una cobertura universal en el ámbito de los servicios sanitarios, y finalmente, al cabo del período establecido para conseguir esa cobertura universal, en lugar de tener cubierta al 100 por 100 de la población, que sería una cobertura universal, hemos llegado a cubrir un 81% de la población. Pero la progresión ha ido en esa línea, y las previsiones es que eventualmente, en poco tiempo, a pesar de que más tarde de lo previsto, llegaremos a un 100%. Ése es un déficit de implementación. No nos hemos desviado de la política, sino que hemos avanzado más lentamente, pero en la línea establecida. Y finalmente, el tercer tipo de brecha de implementación es el que podríamos denominar consecuencias no intencionadas. Es decir, es una divergencia, entre lo planificado y lo conseguido, no prevista, no intencionada, no buscada; sino que es el resultado de la confluencia de factores, seguramente de difícil previsión, o incluso, a veces por la combinación de esos factores imprevisibles, por ejemplo contextuales, desde el punto de vista politico, económico, etcétera, la combinación de estos factores con, podría ser, por ejemplo, aspectos de déficit de implementación. Un ejemplo, pongamos por caso que buscáramos una separación estricta entre agentes que regulan y financian un sistema sanitario, una separación entre ellos y los proveedores que efectivamente prestan los servicios. Y que finalmente lo que obtenemos es un compromiso de las autoridades públicas, de este actor que regula y financia, un compromiso con la supervivencia económica de los proveedores, y que este compromiso se da, se asume, por el hecho de que un entorno, por ejemplo, de crisis económica, no ha permitido a estos proveedores ser del todo independientes y autónomos desde el punto de vista económico. Con lo cual, frente a esta situación, la autoridad sanitaria ha decidido asumir el compromiso y las consecuencias financieras de esta situación de crisis, de que no les permite ser totalmente autónomos. Hablar de fallos de implementación implica, de hecho, dar por supuesto que podemos identificar de manera nítida una decisión, con unas directrices específicas en relación al despliegue posterior del proceso de implementación, y el proceso de implementación en sí. Pero de hecho, la observación empírica del análisis, en muchos casos, nos permite constatar que a menudo no podemos identificar de manera tan nítida la separación entre decisión e implementación. sino que de hecho, en lugar de decisión, lo que observamos es la construcción de un discurso con el planteamiento de unos argumentos y unos objetivos relativamente ambiguous y genéricos, que después permitan desplegar diversas líneas de implementación que den diferentes comprensiones a esos objetivos. Y durante este proceso de implementación, por lo tanto, se van mezclando, incluso pequeñas decisiones que reformulan aquellos objetivos que habíamos incluido en un discurso difícilmente catalogable y definible como una decisión.