¿Hasta qué punto las decisiones que tomamos en el ámbito de las políticas públicas requieren ese nivel de inteligencia, no, de capacidad analítica, no, que puedan incorporar valor, no? Ese es el debate tradicional que tenemos entre política y análisis ¿no? Parece como si hubiera un elemento de binario ¿no? Lo más político es menos analítico, lo más analítico es menos político ¿no? Deborah Stone en el libro Policy paradox siguiendo un poco la senda de Lindblom, discute seriamente y dice que en el fondo constantemente en el propio análisis acabamos siempre escogiendo ¿no? Elementos, y por lo tanto estamos haciendo política también ¿no? En nuestro propio quehacer analítico ¿no? Y que al mismo tiempo es muy difícil hacer política sin incorporar argumentos ¿no? elementos de análisis, es decir hay una mezcla constante entre digamos lo que sería los elementos más de valor, los elementos ideológicos, los elementos más de fe si se quiere, con aquellos aspectos más analíticos, más escépticos, más que requieren argumentaros más solidos. Lo único es que esta tensión es una tensión productiva en el fondo ¿no? Porque nos permite entender en el fondo que nuestra labor como analistas de políticas públicas no es una labor que está al margen de los debates de valores, de los debates que se producen a nivel social ¿no? Internet y el cambio tecnológico que está produciendo lo hemos de incorporar también en este debate ¿no? ¿Por qué? Porque estamos viendo como una de las características nuevas de esta sociedad de internet es lo que llaman la sed de conocimiento, la idea de la inteligencia compartida, de la capacidad de producción distribuida, la capacidad de trabajar de manera más horizontal, más en red sin pensar que hay unos expertos que son capaces de resolver nuestros problemas ¿no? Y entender que esa capacidad de aportación de valor colectiva puede generar también procesos virtuosos ¿no? En la toma de decisiones. Tenemos un ejemplo espectacular, con Wikipedia ¿no? Wikipedia ha sido capaz digamos de poner en jaque a la enciclopedia Larousse o a la enciclopedia británica, porque esa capacidad colectiva generar conocimiento y de constantemente poner al día ese conocimiento es imbatible cuando se relaciona con procesos más cerrados, más aparentemente itistas y técnicos, de producir conocimiento. De pronto, hemos de ver hay una potencialidad democrática en esa capacidad de incorporar la participación social en el proceso de toma de decisiones ¿no? Y no imaginar cómo se ha hecho históricamente a veces de que incorporar participación en la toma de decisiones es reducir su nivel de eficacia ¿no? A lo mejor cada vez más ante problemas complejos más participación puede generar más eficacia e internet puede ser en ese sentido un elemento favorable ¿no? virtuoso ¿no? Todos sabemos por ejemplo el cómo los, el software de código abierto es más capaz de producir digamos mejores soluciones a problemas técnicos concretos que no un software que está cerrado ¿no? Precisamente por la incorporación constante de valor iii ¿no? De pronto, este es un elemento importante ¿no? Porque nos relaciona bien la idea de inteligencia en decisiones con capacidades democráticas. Hay un autor danés que se llama Flipper que ha discutido en el ámbito de las ciencias sociales, un debate tradicional también entre hasta qué punto los que nos dedicamos a las ciencias sociales, a las políticas públicas, a las ciencias políticas, la sociología, la gestión no estamos de alguna manera siendo poco científicos ¿no? poco analíticos en nuestros debates ¿no? Flipper dice que hemos distinguir claramente entre el ámbito de la episteme, de la ciencia que es un ámbito digamos que intenta separarse de la realidad para no estar contaminada por esa realidad y poder por lo tanto aislar aquellos elementos que le permitan avanzar científicamente, de la tene que sería aquella simple capacidad de sin plantearse grandes problemas resolver problemas técnicos que tenemos planteados ¿no? No hay un debate de valores en este caso. Flipper dice que en el ámbito de las ciencias sociales no podemos ser ni pretender ser episteme porque nuestro objeto de análisis es social, es humano, está lleno de contaminación de valores, ni podemos tampoco o no deberíamos ser solamente tene. Entonces reivindica la idea de Aristóteles de la froanesis, de la, de la necesidad de articular ¿no? Elementos analíticos, científicos que estén bien argumentados decisiones que se basen en evidencias, sin pretender por ello y esto está digamos no contaminado ¿no? por valores, por ideas, por tensiones, por opciones de poder, por presiones de unos y de otros ¿no? Esta capacidad de ensuciarnos por así decirlo las manos en un proceso que inevitablemente adquiere elementos digamos de debate que está en cuestión, no podemos asilar los criterios ni los elementos centrales, pero al mismo tiempo no por ello hemos de imaginar que no hemos de ser rigurosos en la selección de nuestras variables, en el tratamiento de estas variables, en la capacidad argumentativa y por lo tanto en dotar ¿no? De valor y de evidencia las decisiones que podamos tomar ¿no?