[MÚSICA] [MÚSICA] Seguramente más de uno de ustedes estén familiarizados con la marca de vodka Absolute. O al menos ellos seguramente estén familiarizados con nosotros. Corría el año 2005 y se me ocurrió invitar a mi amigo Francesco, que cumplía 40 años, a un lugar especial, un servicio que prometía ser distinto, era el Absolute Ice Bar. Un bar de hielo en plena Piazza Gerusalemme, en Italia. Lo invité a Francesco y llegamos a un lugar que estaba cinco grados bajo cero. Estábamos en Milán y el clima era bastante bueno. Entramos adentro del lugar y nos ofrecen unos guantes y un capotito y estábamos de repente a cinco grados bajo cero. Pedimos vodka, que era lo único que vendían, y nos lo traen pero en unos vasos de vidrio completamente congelados. Por cada copa, 15 euros. >> ¿15 euros por un trago? >> No, es carísimo. >> Suena caro, ¿no? >> Está bueno, pero hay que tener en cuenta que estás en Milán y no un bar único, ¿o no? >> Exactamente. La ambientación era maravillosa, las paredes eran de hielo traído de Escandinavia. Era un lugar maravilloso, casi inolvidable. Pedimos una segunda vuelta y esta vez, sin cambiarnos los vasos, nos cobraron solamente 10 euros. ¿Cuántos vodka de estos podés tomar? Bueno, en realidad sabíamos que estábamos pagando por algo que no era simplemente un servicio, sino lo que hablamos, algo como una experiencia. >> Bueno, hay uno en Calafate que está bastante bien, pero cuando entrabas no te daban abrigos. >> ¿Y volviste? >> No. >> Bien. >> No, era muy caro. >> [RISA] >> Era muy caro. Pero estaba armado para turistas más que nada. >> Okey, en Calafate hay una experiencia para turistas o la experiencia de estar como en un iglú en el medio de la ciudad de Milán. La experiencia es distinta. Se puede comercializar algo que vaya más allá del servicio. Los autores Pine y Gilmore, en el año 99, hablan del cuarto escalón de agregado de valor, que consiste en entender que al servicio se le puede agregar algo más, que es lo que hoy entendemos como experiencia. >> Pine y Gilmore plantean la experiencia como el cuarto escalón del agregado de valor, un recuerdo memorable, por lo que cierto segmento de clientes estará dispuesto a pagar. Y que ofrece así la base de una estrategia de diferenciación. >> Es posible manejar los elementos inmateriales de un servicio, cómo hacer, si hablamos de una experiencia, que esta sea económicamente sustentable, robusta en su operación, es decir, que se pueda repetir. Hoy tenemos como ayuda muchas metodologías de diseños centradas en la experiencia del consumidor. Ejemplo de esto son muchos hoteles boutique, algunos parques temáticos, experiencias de retail de probar y comprar. En definitiva, empresas que arman todo un portfolio de experiencias únicas como oferta de valor. Como vemos, las experiencias no se pueden evitar. So el resultado natural de una interacción de servicios con el cliente. Por lo tanto, mejor que aprendamos cómo gestionarlas.