En la vida cotidiana es común referirnos a las probabilidades. Si tal o cual cosa es más o menos probable de suceder, o bien la probabilidad de que alguna situación se dé. ¿A qué nos referimos cuando hablamos de probabilidad? Al hablar de probabilidad estamos hablando de incertidumbre. Cualquier cosa que esté permeada por la incertidumbre se referirá a situaciones que dependen del azar. A éstas situaciones que dependen del azar las llamaremos "fenómeno aleatorio". Un fenómeno aleatorio consta de más de un posible resultado, no es predecible ni tampoco lo podemos controlar, y solamente sabremos su resultado final una vez que el fenómeno ha sucedido. Del mismo modo, el que un fenómeno aleatorio arroje un resultado en particular en un cierto momento no va a definir los resultados que podrán entenderse más adelante en sucesivas repeticiones del mismo fenómeno. Ejemplos de fenómenos aleatorios, por mencionar los más tradicionales, tenemos el hecho de que pueda o no llover en una determinada tarde, la cara que quede en una moneda hacia arriba al momento de lanzar un volado, el resultado de la ruleta o de la suma de dos dados en un casino, o bien el hecho de tener o no un accidente.