"Nadie educa a nadie, nadie se educa a sí mismo, las personas se educan entre sí con la mediación del mundo". Paulo Freire. Hola, mi nombre es Enrique Portillo y te acompañaré durante este módulo. La educación y el aprendizaje no son sinónimos. Una depende de la colectividad y la otra del individuo. Lo complicado en estos tiempos es aprender a desaprender para aprender a emprender. Debemos romper paradigmas para diseñar los nuevos negocios en la economía digital, una economía donde el distanciamiento social pareciera que es la norma. Hoy somos testigos de que el viejo mundo está cambiando. Ese neoliberalismo, esa filosofía económica centrada en el individualismo y el egoísmo humano que dominó las últimas cinco décadas está cediendo el paso a un concepto de conciencia colectiva que nos está haciendo migrar a una nueva era de colaboración. Hoy, también, la agilidad para atender a nuestros mercados oportunamente y de manera personalizada es clave. Este, sin duda, es el cambio más significativo en esta cuarta revolución. Pero tengamos cuidado. Séneca, el conocido filósofo romano, nos advertía desde entonces. "¿No te avergüenzas de dedicar a la sabiduría solo el tiempo que no puede utilizarse para nada más?" Pareciera que somos esclavos de la agilidad, de los negocios que miden el tiempo en dinero y de la invasión que hacen las redes sociales a nuestra autonomía de pensamiento, como si estuviéramos infectados por el virus de la inteligencia artificial, cuyo poder de cómputo es ya mucho mayor que el nuestro. Entonces, ¿qué camino es el correcto? ¿La agilidad de los negocios o la coherencia emocional requerida para desarrollar la sabiduría que sugería Séneca? Me parece que la respuesta no está en la polarización. Este mundo ya no es lineal. Bueno, en realidad nunca lo fue. Hoy debemos aprender a vivir en dos revoluciones. Antes teníamos tocadiscos que reproducían discos de vinilo hasta en tres revoluciones. Hoy sucede algo parecido, pero aún no tenemos el tocadiscos ideal. La inteligencia artificial apenas lo está construyendo. Ahora bien, ¿tenemos conocimiento y conciencia plena de lo que estamos haciendo con nuestros negocios? En la mercadotecnia, hay dos reglas de oro: dame un producto del que valga la pena hablar y cuéntame la historia que quiero escuchar. Si no tenemos ese producto diferenciado y si no contamos apropiadamente la historia que respalda nuestro ADN, entonces estaremos muy alejados de la oportunidad de desarrollar realmente nuestras empresas. Para lograrlo, es necesario mantener vigente la filosofía del pensamiento de diseño, o "design thinking", en inglés. Recordémosla. Número uno: para entender el problema son dos los pasos; primero descubrir y luego definir. Número dos: para diseñar la solución, otros dos pasos; primero desarrollar y luego entregar rápido, ágilmente. La clave de estos cuatro pasos: aprenda y evoluciona muy rápido. Pero, ¿cómo convertir los datos que existen alrededor de nuestro negocio en información, en inteligencia de negocio, en conocimiento permanente, evolutivo y ágil? Necesitamos recabar y sintetizar la información que hay en el mercado y simplificarla de tal forma que nos permita ver con claridad las áreas de oportunidad que el mercado nos ofrece. Comprendamos entonces la forma en la que opera la estructura general de un análisis situacional. Número uno. Analicemos las fuerzas del mercado. Esas fuerzas externas, políticas, económicas, sociales, la competencia, las mega tendencias tecnológicas. ¿Qué impacto están teniendo en nuestro negocio? Las fuerzas internas, aquellas que sí podemos controlar: las finanzas, la producción, la mercadotecnia, los recursos humanos. En segundo plano, entendamos el perfil de nuestro consumidor. Ese segmento del mercado es el nicho del mercado al que vamos. Contamos con diferentes herramientas para hacerlo. Hay que entender cómo estructurarlas y cómo utilizarlas. Para facilitar el proceso de toma de decisiones es necesario simplificar todos esos datos a manera de enunciados y pequeñas frases, ideas o adjetivos que se colocan en un análisis de fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas, mejor conocido como FODA. Una vez sintetizado, simplificado el contexto del mercado en nuestra matriz FODA, entonces utilizaremos una segunda matriz, mejor conocida como TOWS, T-O-W-S, por sus siglas en inglés. En esta nueva matriz combinamos fuerzas externas con fuerzas internas para definir acciones específicas a realizar y aprovechar las condiciones en las que operamos actualmente. Por ejemplo, número uno: contrarrestar las amenazas externas con nuestras fortalezas. Número dos: minimizar nuestras debilidades ante las amenazas externas. Número tres: acciones o estrategias centradas en nuestras fortalezas para explotar y maximizar las oportunidades que nos ofrece el mercado. Y finalmente, número cuatro: aquellas estrategias que nos ayudarán a minimizar nuestras debilidades para convertirlas en actividades que generen valor de cara a las oportunidades que el mercado nos está ofreciendo. El resultado de esta matriz nos arrojará, entonces, un ejercicio donde identifiquemos las principales acciones en cada cuadrante para pasar a definir las metas e hitos de mayor impacto en el crecimiento y desarrollo de nuestra empresa.