[MÚSICA] La construcción de identidad es fundamental para el desarrollo de las personas. La identidad, el ser explica buena parte de los comportamientos. La identidad se define a partir de lo que uno y de los demás cree que es. Esta identidad se apoya en tres patas, son como las tres patas de un taburete. Las competencias, la pertenencia y los vínculos. Las competencias son los que uno hace, lo que uno sabe hacer; son capacidades personales y profesionales; son las vocaciones, los roles que uno desempeña. Hay un componente identitario y asociado al ejercicio profesional. Decimos que soy ingeniero o economista. No decimos, yo hago, del género hago de género hago de economista. En cuanto a la pertenencia, tiene que ver con la comunidad de la que uno se siente que forma parte. Esta comunidad define la identidad. La comunidad puede estar asociada a una localización o en origen, soy barcelonés, soy alemán, soy latinoamericano; a una comunidad de personas, soy culé, soy del Barca, soy Harvard alumni, soy rotario. O un sistema de creencias, soy católico, soy pacifista, soy vegano. Finalmente, los vínculos tienen que ver con las personas con las que uno se siente comprometido. Esta dimensión de la idea puede venir definida por los compromisos que uno adquiere con la familia, con un grupo de compañeros de trabajo, un equipo deportivo o un proyecto. La identidad en este caso será algo personal. Mi yo, mi ego, vendrá definido por mi relación personal con unas determinadas personas. La identidad personal permite a la persona construirse una idea de sí mismo. La identidad genera comportamiento. Por ejemplo, un médico va a tener comportamientos naturales orientados a salvar vidas, y en cambio no será natural en mi hacer, si soy médico, un análisis coste o beneficio de la acción. La identidad determina buena parte de los comportamientos de la familia empresaria y, al mismo tiempo, la empresa también determina buena parte de los comportamientos de la familia. El mix de competencia, pertenencia y vínculo, los elementos de construcción de identidad están muy afectados por la existencia de una empresa o de un grupo empresarial en la familia. Por lo pronto, la empresa genera un elemento de pertenencia. La familia gana peso porque es la familia, a través de la empresa, la que genera rentas, rol social, autoestima. Así las familias empresarias en cuarta o en quinta generación sienten que forman parte de una misma unidad, cuando si no existiera una compañía probablemente ni se conocerían. La construcción de identidad, a través de la pertenencia, lo que hago, lo que yo sé hacer, también está afectado por la empresa familiar. En la medida en que la familia empresaria dé libertad de elección personal a sus miembros, esta influencia será pequeña. Con frecuencia esto no es así, porque lo que yo hago puede venir determinado por lo que se supone que debo hacer, por ser el primogénito, por ser el nieto del fundador, porque somos una familia de ingenieros. También puede venir condicionado por lo que no debo hacer; no puedo trabajar en la empresa por el protocolo o porque soy mujer, no puedo trabajar en empresas competidoras, no puedo no trabajar aunque tenga capacidad económica para ello, porque eso es de holgazanes y nosotros no somos una familia de holgazanes. En cualquier caso, como diría Jorge Wagensberg, una prohibición es siempre mejor que una obligación. La prohibición cierra algunas posibilidades, pero permite el resto. La obligación, en cambio, limita todas las oportunidades alternativas. Por ejemplo, tengo que dirigir la empresa como hizo mi padre y las otras opciones, por lo tanto, están cerradas. La construcción de un yo requiere una relación con otras personas y los vínculos emocionales que establecemos en ellas. Un correcto funcionamiento de la familia empresaria requiere que parte de la identidad de las personas esté vinculada a los miembros de su familia. Requiere la existencia de un nosotros, construida a través, entre otras cosas, de una frecuencia de contacto. La construcción del yo y del nosotros requiere un tiempo de búsqueda, de desorientación y de exploración; sin desorientación no hay búsqueda. Construir un yo profesional, la competencia suele ser más difícil para los miembros de la familia empresaria, no sé si estoy aquí por mi capacidad o por ser miembro de la familia, no sé cuáles son las expectativas del resto de los miembros de la organización hacia mí. La dimensión de competencia no es fácil construirla a partir de la incorporación a trabajar en la empresa familiar. Cuando este yo profesional se construye fuera de la empresa, la principal dificultad puede estar en la falta de estímulos exógenos; quizá no tenga necesidad de trabajar para vivir y, por lo tanto, tengo una mayor necesidad de estímulos endógenos, es decir, lo hago porque lo quiero hacer. Por otro lado, la construcción identitaria, a través de la comunidad, es más fácil. La empresa actúa como un catalizador de la identidad. Las familias empresarias tienden a tener un estatus social relevante como lo tenían las familias nobles en el antiguo régimen. Es fácil como miembro de una familia Ford, por ejemplo, construya parte de su identidad, en tanto que es miembro de los Ford. También suele ocurrir que la identidad de gran familia de los Ford, sea una identidad válida hacia el exterior de la familia, mientras que hacia el interior de la familia la identidad esté construida alrededor de formar parte de una determinada rama familiar que quizá rivalice con las demás. Así el individuo puede sentirse gran familia desde el exterior, y rama familiar desde el interior. En este caso, la identidad proyectada hacia el interior, tendería a debilitar al grupo familiar. Parte del trabajo a realizar por parte de la familia empresaria de una cierta complejidad, es evitar la emergencia de la identidad de ramas, reforzando la identidad de gran familia, para que la identidad del conjunto actúe también como un elemento de cohesión hacia el interior, no solo hacia el exterior. El hecho de ser familia empresaria impacta en los vínculos de una forma ambivalente. La identidad se puede construir a través de los vínculos con el resto de los miembros de la familia o también al revés, en contra de esos vínculos familiares en el caso de que haya conflicto familiar, yo y mi rama familiar no somos como ello. La clave de bóveda de la identidad de los miembros de la familia empresaria está en que los individuos puedan construir su propia identidad de una forma coherente en estas tres dimensiones como hemos visto, la competencia, la comunidad y el vínculo. Esto requiere que las personas vayan explorando las diferentes dimensiones, vayan teniendo experiencias y vivencias en relación con los demás, y realizando un proceso reflexivo que les sirve a consolidar una identidad propia madura y consolidada. Pero este proceso no siempre ocurre. Con frecuencia, miembros de la familia empresaria se pierden en este proceso de construcción identitaria, puede ser porque buscan un atajo e intentan incorporar de una forma mimética la identidad de alguien a quien admiran, quiero ser como mi padre, como mi tía, como el fundador. También es posible que las propias dificultades de generar identidad en una familia empresaria por sus propias características impida a algunos de los miembros consolidar una identidad propia, de forma que acaben teniendo una identidad difusa. Esto es claramente negativo pues son personas que no consiguen definirse y tienden a pensar y a actuar en como respuestas a las circunstancias de cada momento, pero sin la capacidad de darle dirección a sus actos e incluso a su propia vida. [SONIDO] En síntesis, en la medida en que la familia empresaria aumenta en complejidad, la atención a la construcción identitaria funcional debe ser una de las prioridades de la familia. [MÚSICA] [AUDIO_EN_BLANCO]