[MÚSICA] Bienvenidas y bienvenidos. Desde el grupo de investigación Gredics de la Universidad Autónoma de Barcelona, hemos investigado estos relatos del odio, cómo se construyen y cómo se reconstruyen. ¿Son capaces las alumnas y lo alumnos de formación inicial, de educación secundaria, construir y reconstruir estos relatos del odio? ¿Son capaces de detectarlos? ¿Son capaces de analizarlos? Para analizar estos relatos y contrarelatos, queremos ver las representaciones sociales del alumnado. Vamos a ver, ¿qué son las representaciones sociales? Este es un concepto ideado por Moscovici. Jodelet nos dice, que las representaciones sociales constituyen modalidades de pensamiento práctico orientadas hacia la comunicación, la comprensión y el dominio del entorno social, materia e ideal. Es decir, son las maneras como entendemos nuestro entorno, cómo construimos significados de nuestro entorno, de problemas sociales y de conceptos, y pueden contener prejuicios y estereotipos. Queremos ver, uno de lo elementos que queremos ver de estos alumnos y alumnas es qué representaciones sociales tienen sobre diferentes elementos sobre su entorno social. Esto nos permite tener una idea previa para luego analizar sus contrarelatos del odio o su análisis de relatos del odio. También queremos analizar su participación en los medio digitales. Por ejemplo, los adolescentes, y estos son datos obtenidos por Havas. El 60% de los jóvenes consideran que los medios digitales son el nuevo poder de la juventud, y el 70% ya considerarlos, como un motor de cambio social. Los jóvenes y las jóvenes participan en internet a priori o parece ser que más que las personas de la tercera edad, por ejemplo. O sea, que son personas que están acostumbradas a participar en estos medios. Es especialmente relevante estudiar su participación en las redes sociales y en internet para ver si son capaces de detectar estos relatos del odio en las redes, y si son capaces o lo hacen o reconstruyen estos ratos construyendo contrarelatos. Por ejemplo, en primaria, según otro estudio, el 87% de los estudiantes de las escuelas utilizadas utilizaban internet, de las escuelas analizadas utilizaban internet como su principal fuente de información. Y el 63%, además lo hacía de forma diario, ¿vale? En nuestra investigación, desde el grupo de investigación Gredics, queríamos ver cuáles eran los usos y cuáles eran las actividades que hacían los alumnos y las alumnas en internet en su vida diaria y en referencia a los relatos y a los contrarelatos del odio. Por lo tanto, sumamos, queríamos ver las representaciones sociales, queríamos ver los usos que utilizaban, que hacían la internet. También queríamos ver o queremos ver cómo influyen las emociones en nuestros relatos y contrarelatos. Por ejemplo, emociones como el disgusto, la ira, el miedo, la sorpresa, la alegría, la tristeza, la desidia. ¿Cómo influyen estas emociones en la toma de decisiones de la ciudadanía? Esto es un elemento importante, es decir, no estamos hablando solamente de nuestras alumnas y nuestros alumnos, sino de la ciudad en general, ¿no? ¿Cómo influyen en la construcción de las identidades? ¿Qué emociones evocan la creación y la lectura de estos relatos del odio? Sabemos que los relatos del odio suelen contener visceralidad, emociones. ¿Cómo influyen en esta construcción de los contrarelatos, en este análisis de estos relatos del odio? ¿Cómo operan en el desarrollo del pensamiento crítico? Esto es un elemento poco estudiado y que nos interesa. ¿Cómo operan la relación de las emociones con el pensamiento crítico? ¿Son las emociones parte del pensamiento crítico? ¿Debemos trabajar las emociones para formar el pensamiento crítico? Esas son unas de las preguntas que nos hacíamos en la investigación, ¿no? Por ejemplo, en el decir que planteabamos con el alumnado les enseñábamos este elemento de nosotros y ellos del que hemos hablado. Una noticia o no era noticia, sino una publicación en redes sociales. Una persona decía, que nadie olvide que estos islamistas no son ni de izquierdas ni de derechas, sino que vienen por todos nosotros, por nuestra forma de vida. Este relato, es un relato absolutamente xenófobo, y queríamos ver si nuestro alumnado era capaz de identificar a estos relatos. Por ejemplo, y también queríamos ver si es capaz de no solamente de identificar, sino de interpretar. Aquí vemos un ejemplo de la actividad que les propusimos, podréis consultar esta actividades en los enlaces que ofrecemos, y queremos ver si los estudiantes son capaces de detectar estos discursos del odio, si son capaces de interpretarlos, si son capaces de hacer una lectura crítica de los mismos. También queríamos ver otro elemento. Estamos situando todo, una serie de elementos que queríamos ver en esta investigación. ¿Cómo actúan estos alumnos y alumnas delante de estos relatos del odio? ¿Se quedan de forma pasiva, los ignoran? ¿Participan en los debates? ¿Contra argumentan? ¿Se sitúan del lado de los relatos del odio? ¿Construyen contrarelatos? ¿Qué postura tienen delante de estos relatos? Para la construcción de contra relatos, como ya lo hemos hablado, requerimos de pensamiento crítico. Construir un contra relato del odio es una acción social, y por lo tanto, requiere este pensamiento crítico. Y consiste en reelaborar discursos y construir contrarelatos sobre temas sociales, temas importantes, temas que generan odio muchas veces, y que debemos ser capaces de detectar estos relatos del odio y de reelaborar discursos y crear contrarelatos. Pero ¿son capaces el alumnado de hacerlo? ¿Nuestro alumnado es capaz de hacerlo en la ciudadanía en su mayoría? En la investigación que realizamos, estudiamos a futuros maestros de educación primaria, 145, a futuros maestros de educación infantil, en este caso, 88, futuros profesores y profesoras de educación secundaria, 99, y en el caso de educación secundaria obligatoria, a alumnas y alumnos, 307. Los resultados obtenidos nos dicen que, por ejemplo, en la ESO, solo el 22% elaboraría contrarelatos o discursos del odio en los casos planteados. ya no estamos hablando de que no sean capaces, quizás de elaborar estos contrarelatos, sino que no se situarían en la, no se situarían en el contexto de debatir en un foro en internet por ejemplo, para elaborar contrarelatos. En educación infantil con la misma pregunta obtenemos un 41% de personas que participarían del debate aportando un relato. En los maestros y maestras de educación primaria solo el 24% participaría, mientras que en la secundaria solo el 9% escribiría un contrarelato. Nuestras conclusiones son que el alumnado de los diferentes niveles educativos es capaz en muchos casos de identificar estos relatos de odio, son capaces de detectarlos. Sin embargo, mayoritariamente o no es capaz de construir un contrarelato en base a los Derechos Humanos y a los valores democráticos, o no se atreven por lo que sea, es decir, no se quieren poner en la discusión. Un contrarelato, como lo hemos dicho, es una forma de acción social, es decir, no hace falta solo ser capaz de hacerlo, sino también es importante hacerlo. Para llevar al alumnado a la acción social hace falta como lo hemos dicho y vamos repitiendo, educar desde la participación y desde la acción social, y educar a partir de los problemas sociales relevantes. Si queremos que el alumnado reconstruya los relatos del odio y construya contrarelatos, debemos empezar construyendo y construyendo desde el aula. [MÚSICA] [AUDIO_EN_BLANCO]