[MÚSICA] Buenos días. Ahora ya hemos entendido y ubicado qué son los relatos del odio. Pero ¿cómo los trabajamos? ¿Cómo los llevamos al aula? ¿Cómo lo planteamos frente a nuestras alumnas y nuestros alumnos? Lo primero que tenemos que tener claro es que para trabajar con los relatos del odio es fundamental la formación del pensamiento crítico. Y también que trabajar con los relatos del odio es una buena manera de formar el pensamiento crítico. ¿Por qué? Pues porque tanto la identificación como la deconstrucción de los relatos del odio, y sobre todo, la acción social que conlleva el crear un contrarelato, es fundamental una acción de pensamiento crítico. Pensemos que para poder identificar y deconstruir un relato del odio no solo nos hace falta leer las líneas, es decir, entender el mensaje, sino leer detrás de las líneas, es decir, interpretarlo. ¿Qué ideologías hay detrás? ¿Qué intenciones? ¿Cuál es el contexto en el que se está diciendo y sobre todo, qué problemas sociales y situaciones está referenciando? ¿Qué personas hablan? ¿A cuáles se dirige? ¿Qué grupos sociales están señalados? ¿Qué argumentos utiliza? ¿Son rigurosos? ¿No son rigurosos? Para todo ello, necesitamos el pensamiento crítico. Eso nos permitirá deconstruir los relatos del odio, tanto aquellos que se encuentran en discursos políticos o en redes sociales. Tenemos que pensar que es importante esta profundización en el análisis de los mensajes, porque los relatos del odio año tras año se van sofisticando. Porque se sofistican no solo en las esferas políticas, sino también en las redes sociales, porque cada vez más están intentando huir de los algoritmos que detectan contenidos inapropiados, por ejemplo, en redes sociales. Así que intentan evitar al, al máximo las palabrotas, las palabras que directamente se asocian al odio. Así que es muy importante afinar esta mirada de leer las intencionalidades. Si ya puede ser difícil leer estas intencionalidades en discursos políticos o en redes sociales, cuánto más difícil no puede ser cuestionar los contenidos escolares. ¿Cuestionar los contenidos escolares? ¿Están nuestras alumnas y nuestros alumnos a cuestionar aquello que aprenden en la escuela? Pues es importante que lo hagan, ya que sí, los contenidos sociales aún acarrean muchos contenidos discriminatorios, muchos contenidos que señalan directamente al otro. Fijémonos en la imagen que tenemos de ejemplo. Esto es la imagen de un libro de texto alemán de [INCOMPRENSIBLE]. Podemos ver claramente cómo se crea solo con la ilustración la imagen del enemigo sobre la población judía. Es fácil señalarlo en épocas remotas, en épocas nazis tan cargadas de odio. Pero ¿puede ser que hoy en día nuestros libros de texto, nuestros currículums, y nuestros contenidos sociales de historia sigan cargadas de narrativas nacionalistas, de narrativas, que muestran los intereses de una clase hegemónica que quiere crear una identidad enfrentándola a la otra? ¿Es posible que nuestra historia escolar siga cargada de buenos y malos y de creación de imágenes del enemigo? Como dice un proverbio africano, hasta que los leones no tengan buenos historiadores, y en ese caso, buenas profesoras y buenos profesores de historia, los cuentos de cacería siempre glorificarán al cazador. Eso no nos pasa solo con la historia. Todos los contenidos sociales pueden tener esos contenidos discriminatorios. Y hemos hablado en anteriores semanas del mapa de Mercator, el mapa más utilizado en todo el mundo. La proyección de Mercator es altamente discriminatorio, altamente discriminatoria, perdón. Es desproporcionada. Además de centrar Europa en el medio, la hace mucho más grande de lo que es, y en cambio África queda mucho más reducida. Si el mundo es un globo, ¿quién decide desde dónde mirarlo? ¿Quién decide qué está arriba, qué está abajo y cuál es el centro? Esto también es pensamiento crítico. En los contenidos económicos, ¿nos hemos fijado nunca cuán, cuán grande es el rechazo hasta la gente, hasta las poblaciones que no tienen recursos económicos? Eso lo podemos ver en los medios de comunicación, en los discursos políticos, obviamente en los discursos neoliberales, pero también en los contenidos escolares. Por ejemplo, ¿puede ser que nuestros contenidos económicos hablemos muchas veces del progreso, de los países subdesarrollados, dando a entender de alguna manera que el progreso viene dado por una gente emprendedora, cualificada? ¿Y que el no progreso, este subdesarrollo, venga ligado a gente que no sabe cómo salirse de ello? ¿Que un poco es culpable de estar en estas circunstancias? En cambio, no hablamos ni de la explotación, no hablamos de los intereses económicos, de los intereses políticos. Es posible. ya que aquí nos aparece el término de aporofobia. La aporofobia es el rechazo y el odio hacia las personas pobres. Adela Cortina nos habla de que esta fobia a las personas pobres tan arraigadas a nuestras sociedades, no tiene el mismo rechazo social y ético que tiene por ejemplo la xenofobia, o el racismo. Es algo que está muy arraigado y que no condenamos explícitamente. Y dice que en realidad es aquello que nos hace a ser xenófobos, o sea, racistas, ya que es la fobia hacia las personas pobres la que lleva a rechazar a las personas, las razas y las etnias habitualmente sin recurso. Aquí tenemos el ejemplo de un temporero que hablaba de que habéis llamado a mano de obra y han venido personas. Esta reivindicación de la humanidad, más allá de los recursos económicos y de tratar las personas como eso, como recursos que nos dan algo económicamente. Estos discursos tan arraigados que deshumanizan a las personas sin recursos, los encontramos muchas veces cuando tenemos que hablar de ciudadanía, de ciudadanía global, porque vemos que constantemente estamos separando lo que consideramos personas, lo que consideramos ciudadanía, de personas a las que podemos rechazar. Fijémonos aquí por ejemplo en la imagen de un telenoticias muy desafortunado en que prefiere, separaban el concepto de inmigrantes del concepto de personas. Vemos aquí también una campaña surgida después de la crisis del coronavirus, en que personas de origen asiático reivindicaban que no eran un virus, ya que durante un tiempo no fueron tratadas ni como personas ni como ciudadanas, sino como personas ligadas a esa crisis sanitaria. La condición de género también es una condición que constantemente está generando rechazo y está generando discursos del odio. Aquí vemos un ejemplo tanto en épocas anteriores donde por ejemplo se condenaba y se hacía propaganda explícita contra las sufragistas, como actualmente esos términos que utilizamos, ¿no? Por ejemplo, el criticar o el atribuir el término feminazi, es una manera de crear un relato del odio con argumento muy pocos sostenidos sobre las personas que están defendiendo derechos básicos para las mujeres, como se hacía en época antisufragista. Todos estos son discursos que van calando y que tenemos que saber analizar y tenemos que saber deconstruir. Finalmente, para acabar con esas dinámicas que muchas veces están relacionadas con los discurso del odio, vemos obviamente este discurso del odio contra las culturas, es decir, contra personas que provienen de culturas o de entornos socioculturales diferentes. Eso se ha dado muchas veces para la creación de unas identidades que para ser fuertes tienden a excluir a los otros, creando esta narrativa de ellos contra nosotros. Y ahora la pregunta es, y todo eso al aula, ¿cómo? Pues aquí os planteamos dos tipos de actividades diferentes que podemos hacer con nuestras alumnas y nuestros alumnos para que puedan darse cuenta de esos discursos del odio que se dan a diferentes ejes identitarios. Por ejemplo, partimos de un problema social relevante actual de nuestro contexto y nos fijamos en qué dicen los medios, en qué personas están implicadas, qué mensajes se están dando, y qué reacciones serán. Por ejemplo, en redes sociales, al leer una noticia, qué emociones se proyectan, qué argumentos se están dando, qué grupos diferenciados hay. Y a partir de aquí, una vez hemos podido analizar estas reacciones a problemas sociales de nuestro contexto, vamos a ver cómo podemos crear un contrarelato, con qué argumentos, cómo nos aproximamos a las personas que están siendo señaladas y, sobre todo, a través de qué medios, cómo creamos un contrarelato a través de un discurso, a través de una publicación en redes sociales. Otra idea es partir de una imagen controvertida. Veréis que aquí no hay ninguna. No es que sea un error del PowerPoint. Es que una imagen controvertida depende absolutamente del contexto del que se parte, del contexto temporal, del contexto local. Algo que haya sucedido recientemente, que conlleve diversidad de opiniones. Lo llevamos al aula, y a ver cómo reacciona nuestro alumnado, a ver si dentro del aula se crean discursos del odio también. Y finalmente, os planteamos que el discurso del odio no solo podemos tratarlo relacionándolo con un problema social relevante, sino que puede ser un tema propio de estudio, un tema propio de ser tratado en el aula. Es decir, podemos con nuestro alumnado caracterizar los relatos del odio para que sepan exactamente lo que es, y a partir de aquí analizamos cuál es el papel del odio en los discursos políticos, en los discursos que pueden oír constantemente en el telenoticias, en las redes sociales. ¿Cuál es el papel de los relatos del odio en los medios de comunicación? Y en la clase de historia, y en la historia, ¿qué aprenden? ¿Y en la vida social y cotidiana? ¿Oyen relatos del odio en chistes entre amigos, en reuniones con la familia? Y finalmente, tratar la creación de contrarelatos del odio como acción social, como acción de empoderamiento, remarcando que pueden hacerlo, que son capaces de hacerlo y, sobre todo, dando las herramientas para que puedan hacerlo. De eso hablaremos en las próximas sesiones. Muchas gracias y hasta la próxima. [MÚSICA] [AUDIO_EN_BLANCO]