Existen dos tipos ideales de organizaciones internacionales, si lo miramos en términos de quién las compone y cómo se accede a ellas. Están por un lado los clubes, y por el otro, las entidades inclusivas. Por un lado tenemos las organizaciones internacionales que responden a la lógica de club, tienen la virtud de ser organizaciones ágiles en la toma de decisiones, ya que tienen menos miembros y entre ellos suelen ser más homogéneos, pero con una legitimidad baja, ya que no incluyen a todos los estados. Esta lógica viene del siglo 17 cuando se firmó la paz de Westfalia entre los estados nación hegemónicos de la época. Ejemplos modernos de clubes son la OECD, el Cintan de los países desarrollados o el G 20, aunque no es propiamente una organización según nuestra definición, ya que no tiene secretariado permanente ni entidad jurídica propia. El mundo seguramente requiere de ambos tipos de organización, la combinación de la organización tipo club y las inclusivas pueden dar resultados positivos, como veremos en el caso del proceso de reforma del FMI. Esto es así, porque unas aportan mucha legitimidad, las inclusivas, mientras que las club son más eficaces. [AUDIO EN BLANCO] Las Naciones Unidas son un ejemplo que incorporan ambos tipos, la ONU es la organización internacional más relevante del mundo. Se estructura en seis órganos principales, la Asamblea General, el Consejo Económico y Social, el Consejo de Seguridad, la Secretaría, la Corte Internacional de Justicia y el Consejo de Administración Fiduciaria. Para nuestros propósitos, nos quedaremos solamente en la Asamblea General y el Consejo de Seguridad. ¿Cómo funciona la Asamblea? Reúne a un representante de cada uno de los 193 estados miembros y cada estado tiene un voto. Entre sus funciones se encuentra, aprobar la misión de nuevos miembros a las Naciones Unidas, nombrar al Secretario General, votar a los miembros no permanentes del Consejo de Seguridad y producir fundamentalmente recomendaciones. Como decíamos, cada estado tiene un voto y todos los votos cuentan por igual., pero tiene muy pocos poderes. En cuanto al Consejo de Seguridad, tiene el mandato de mantener la Paz entre los miembros de Naciones Unidas, y sus resoluciones, se diferencia de otros órganos de la Institución, son de cumplimiento obligatorio, de hecho, es el único con capacidad para enviar contingentes militares, de pacificación a países en conflicto. De manera muy importante, es la única entidad capaz de autorizar, acorde con la Ley Internacional, el uso de la fuerza entre países. En cuanto a su composición tiene 15 miembros, 10 son miembros no permanentes escogidos por la Asamblea General y de los otros 5 son miembros permanente con derecho de veto. Y ¿quiénes son estos cinco miembros? China, Estados Unidos, Rusia, Francia y Reino Unido. Es decir, los países dominantes del escenario internacional posterior a la segunda guerra mundial. Por tanto, la ONU combina un espacio muy inclusivo pero poco vinculante, es decir, la Asamblea, con otro muy vinculante, pero muy restringido, el Consejo de Seguridad. Seguramente, el problema no sea tanto, que hayan instituciones tipo club y otras inclusivas, sino que las tipo club, no reflejan la realidad actual, sino la de 1945, por tanto, el gran problema de legitimidad, es que reflejan una distribución del poder, propia de los equilibrios económicos y geopolíticos de hace medio siglo. No son poco frecuentes, las reclamaciones de países emergentes como Brasil o India que reclaman una revisión del modelo y muy concretamente, de la estructura del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que no deja de ser el órgano que concentra el monopolio de la fuerza mundial. Pero lo hace sólo en cinco países, dos de los cuáles, Francia y Reino Unido, hace tiempo que dejaron de ser potencias de primer orden. Hay varios países con argumentos más legítimos para exigir un cambio de modelo, por ejemplo, Japón y Alemania, que son el segundo y tercer contribuyente de Naciones Unidas, o India, que es la democracia liberal más grande del mundo, además del segundo país en población. Por no hablar de Brasil, primer país de América Latina en territorio, población y riqueza. Como dijo recientemente su presidenta, Dilma Rousseff, las cuestiones de paz y seguridad deben ser tomadas por grupos más representativos de la realidad presente y por esa razón, más legítimos. Es urgente reformar la balanza global y darle la representatividad que los países emergentes tienen en el escenario internacional. Como veremos en la siguiente lección, sobre la reforma del Fondo Monetario Internacional, ya se están tomando pasos en este sentido pero también veremos las muchas trabas que hay en el camino. Os cuento más en la siguiente clase.