Hola de nuevo, bienvenidos a este cuarto bloque de MOOC, hasta la fecha hemos visto tendencias de futuro, riesgos globales y las instituciones de gobernanza que deben o deberían darle respuesta. También hemos visto lo difícil que es reformar las instituciones de gobernanza, ahora es tiempo de ver y entender cuáles son los procesos y las dinámicas de liderazgo que conducen al cambio. Para ello contaremos con la colaboración y el testigo de Javier Solana que nos contará dos casos de estudio que hemos trabajado en mesa de geo y de los que fué protagonista de primera mano. Por un lado tenemos la expansión de la OTAN después de la caída de la Unión Soviética que veremos en las próximas dos sesiones. Más adelante, nos centraremos en el proceso de construcción de la PESC, la política europea de seguridad común de la Unión Europea, que lideró Solana. Empezaremos explicando qué es la OTAN, o mejor dicho, qué era y que suponía a principios de la década de los 90, en el contexto de la Guerra Fría. En 1949, en plena postguerra, Occidente veía con preocupación la política imperialista de la Unión Soviética. tras la guerra, florecieron gobiernos comunistas en la Europa Central, y Oriental, impulsados por la presión soviética. El caso más paradigmático fué el de Checoslovaquia. En 1947, el gobierno checoslovaco se había acogido al plan Marshall, el plan de reconstrucción americano. Pero renunció a ello por la injerencia de la URSS, la Unión Soviética. En esa época, el país centro europeo estaba partido en dos, entre quiénes querían acercarse a la democracia liberal y capitalista de tipo occidental y los partidarios del modelo comunista soviético. La presión en ambos bandos era fuerte. En 1948, cuando se intuía una caída del partido comunista en las elecciones por venir, tuvo lugar el golpe de estado que instituyó el régimen comunista en febrero de 1948. El golpe tuvo mucha repercusión y despertó las alarmas de la Europa Occidental, que veía como Naciones Unidas era incapaz de mantener la estabilidad por sí sola, por el veto soviético en el Consejo de Seguridad. A eso, había que añadir el bloqueo de Berlín Oriental o las amenazas a la soberanía de países como Grecia o Noruega. En definitiva, era urgente frenar a la presión soviética y en marzo se firmó la primera versión de la Alianza Atlántica, que reunía bajo su seno a Francia, Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo, Reino Unido e Irlanda del Norte. Y a todas estas, ¿dónde estaba Estados Unidos? Lo cierto es que Europa los necesitaba tanto como Estados Unidos, necesitaba una alianza que agregara a los países democráticos y en 1949 se firmó un nuevo tratado para fundar la OTAN, la Organización del Tratado del Atlántico Norte, con la participación de Estados Unidos, Canadá, Dinamarca, Islandia, Italia, Noruega y Portugal. Poco después de finalizar la guerra civil griega, Grecia y Turquía se unieron a la OTAN en 1952. Alemania Occidental se unió en 1955, cuando los aliados le permitieron finalmente crear un pequeño ejército. La OTAN nació por tanto, como una alianza militar entre estados, constituida como sistema de defensa colectiva. El pacto era sencillo, los estados firmantes acordaban defender a cualquiera de sus miembros, si eran atacados por una fracción iii externa y en ese contexto histórico, el papel político de la OTAN, tomó forma muy de prisa como paraguas, bajo el que agrupar, a los países pro occidentales. La respuesta soviética no se hizo esperar y en 1955, se firmó el pacto de Varsovia, una alianza militar análoga a la OTAN, liderada por la URSS, que reunió en su seno, los países del bloque comunista. Ese fué el tablero sobre el que se jugó, la Guerra Fría. {AUDIO EN BLANCO} Ahora damos un salto histórico de cuatro décadas y situémonos a finales de los años 80. Por entonces, la Unión Soviética, presidido por Gorbachov, empezó su proceso de desmenbramiento. Era el fin de la Guerra Fría y el inicio de la nueva era en la que Estados Unidos estaba llamado a dominar el orden geopolítico mundial. Tenía por delante un escenario sin aparente oposición. El bloque del Este, la alternativa ideológica, moría con la URSS y los universalistas de los 90, esperaban una hegemonía cultural, económica y política absoluta de Estados Unidos en los años por venir. Muchas repúblicas comunistas que habían vivido bajo influencia soviética durante la segunda mitad del siglo 20, buscaron por voluntad propia, protección y muchos lo hicieron, a través de la OTAN, solicitando su acceso a la Organización del Atlántico Norte, anatema histórico del Imperio Soviético. Pensad un momento, en el contexto en el que nos encontramos, estamos en la primera mitad de los 90, y Rusia ve, cómo antiguas repúblicas que entre comillas le pertenecían y otros países que habían tenido bajo su dominio en el esquema de la Guerra Fría, solicitaban entrar en la organización que agrupaba a las potencias occidentales contra las que lucharon durante cinco décadas. Era extremadamente delicado. Ante este escenario, la OTAN debía aprovechar la oportunidad, pero tratando el asunto con mucho cuidado. Y para ello necesitaba un hombre que liderara el proceso con diplomacia y mucha mano izquierda. Y escogieron como habéis adivinado a Javier Solana, por entonces, ministro de Exteriores del Gobierno Español. {AUDIO EN BLANCO} El 5 de diciembre de 1995, con 55 años, Javier Solana, era elegido secretario general de la OTAN, pero su nombramiento no fué fácil. Su liderazgo pacifista, como estudiante en Estados Unidos, su sintonía con Cuba, cuando fué Ministro de Exteriores y el hecho de pertenecer a un país, España, que tenía tensiones territoriales con Reino Unido por Gibraltar, dificultaron su nombramiento. Pero Javier Solana, contaba eso sí, con el apoyo incuestionable de la administración Clinton y fué este apoyo lo que le valió finalmente el acceso al puesto. Y el encargo de liderar la integración de los antiguos países comunistas a la OTAN. Todo empezó en 1989, con la caída del Muro de Berlín y la consecutiva absorción de la República Democrática Alemana por parte de la República Federal, Alemana. De forma automática, supuso la primera ampliación de la OTAN, pues la Alemania Oriental, no sólo no era un miembro previo, además formaba parte del bloque del pacto de Varsovia, su histórico rival. Como podéis imaginar, aceptar a una Alemania reunificada, en la OTAN, implicaba grandes tensiones con la entonces, Unión Soviética. Pero no eran las únicas, Hungría, la República Checa, Polonia, y Rumanía, también pidieron a principio de los 90, su admisión en la OTAN. La situación era compleja. Exigía liderar una integración sin generar grandes enfrentamientos con Rusia. Antes de entrar en detalle, es importante un apunte, no todo el mundo podía entrar en la OTAN. Los candidatos debían cumplir todos los términos del tratado, en especial el artículo 5, que requería tener suficientes fuerzas para defender a todos sus miembros. Además exigía consentimiento unánime de todo los miembros de la OTAN, para admitir a nuevos estados. Veamos ahora cómo funciona el nivel organizativo de la OTAN, a través de este organigrama que Javier Solana nos explica a grandes rasgos. >> La OTAN se organiza a través de tres grandes bloques, >> el Consejo del Atlántico Norte, que puede reunirse a nivel de jefe de gobierno, ministro de relaciones exteriores, ministro de defensa y los embajadores permanentes. El secretario general que, preside a todos los niveles, el Consejo del Atlántico Norte y su equipo. Y el comité militar que asesora al Consejo y al Secretario General, sobre cuestiones militares y está presidido por un general europeo de 4 estrellas. >> Os invito a seguirnos en la próxima sesión, donde veremos juntos como Javier Solana, lidió con Rusia, para que los países del Este ingresaran en la OTAN. Hasta ahora.