Un orador sin objetivo, un discurso sin un fin sin conseguir es como
un barco que no sabe a dónde va; es decir, un barco sale a la mar porque sabe que
quiere llegar a un puerto, y a partir de ese momento, pues pone la vela, el timón,
todo se encamina independientemente de la circunstancia hacia ese fin.
Si tú no tienes un fin en tu oratoria
pues existe mucho riesgo que te conviertas en un charlatán desorientado,
hablarás y hablarás yendo y viniendo, pero no vas a conseguir este fin.
Por tanto, antes de que avancemos en las técnicas de oratoria,
antes que veamos las características del orador, del discurso y de la audiencia,
idea número 1, y esta apuntadla en rojo por favor,
la oratoria está al servicio de un fin y, para ello, tengo que saber,
tienes que saber qué es lo que quieres conseguir a través de tus palabras.
Yo te someto, te pido que te sometas a una simple reflexión.
Piensa la última vez que hablaste en público.
¿Tenías claro lo que querías conseguir con tus palabras?
O hablaste un poquito por impulso,
por el corazón, por llevar la contraria o por agradar o por, bueno,
aquí hay una reflexión que debes hacer si te quieres convertir en un orador.
Cuando quieras tomar la palabra, tómala,
y en fin, y hay ambientes que son más relajados.
Pero si quieres hablar,
piensa qué quieres conseguir con ella porque una vez que sabes el fin, de forma
instintiva, todas tus palabras se ponen al servicio de ese objetivo y esa es una de
las características básicas del orador eficaz en el que queremos convertirte.
Y para ello, cuando vayas a preparar un discurso, y lo notarás, antes que el qué,
el qué voy a decir, antes que el cómo, el cómo me voy a expresar,
lo más importante que diga es el para qué, qué quiero conseguir con este discurso.
Eso lo pones en rojo.
Quiero conseguir, bueno, pues transmitir una información, quiero conseguir que
compren mi producto, quiero conseguir que me apruebe el consejo mi proyecto,
quiero ganar las elecciones en la asamblea de mi
organización no gubernamental o comunidad de vecinos o en mi partido político,
hay muchos fines distintos de la oratoria, pero tienes que conocerlos.
Y una vez que los conozcas,
trabajar y hacer que todos los recursos se pongan al servicio de este fin.
Es una idea que parece muy obvia, pero que desgraciadamente,
y lo compruebo muchas veces, son muchas las personas que no lo hacen.
Y al igual que el orador tiene un fin que es el de conseguir a través de la palabra,
la audiencia también el suyo.
Las personas que van a oír a otra o quieren aprender o quieren juzgar,
o quieren valorar,
o quieren elegir entre las distintas opciones que se le van a presentar.
El orador debe también reflexionar, pero eso lo veremos más adelante, sobre la
finalidad de la audiencia, en lo posible hacerlas compatibles, pero lo que sí,
desde luego, y en todo caso, el orador debe tener muy claro su propia finalidad.
Cuando tomen la palabra sabiendo con claridad qué es lo que quieres conseguir
y si, además, has reflexionado sobre los fines de la audiencia,
tienes you un porcentaje alto del éxito.
Si tomas la palabra sin haber meditado tus fines,
corres el riesgo de desorientarte, de perder el nivel y, sobre todo, perder
mucha atención emocional de convicción que es clave argumentativa fundamental.