Cuarto y último vídeo de la lección quinta, lo vamos a dedicar a los numerales y a las cifras, es decir, a los números egipcios. Al visionar este vídeo conviene que tengáis a mano el documento en pdf D5.2. Debéis saber que, en egipcio, existen tres tipos de adjetivos o pronombres numerales. Fijaros que he marcado en negrita la palabra "adjetivos" porque los numerales egipcios casi siempre funcionan como adjetivos, muy raramente los encontramos funcionando como pronombres, es decir, como sustantivos. Como digo, existen tres tipos de numerales: los cardinales (que corresponden, en español, a "uno", "dos", "tres", como todos sabéis), los ordinales (que en español corresponden a "primero", "segundo", "tercero") y las fracciones (que, en español, corresponderían a "medio", "un tercio", "un cuarto", etc). Como veis, he marcado en rojo los cardinales porque son los únicos numerales que veremos en este curso y, en concreto, en este vídeo. La numeración egipcia está basada en el sistema decimal. Esta es la primera cosa que debéis tener bien en cuenta. Desde el punto de vista gráfico, existe un signo para la unidad (es decir, para el uno y la unidad) y otro para cada una de las seis potencias de 10 siguientes (es decir, para 10, 100, 1.000, 10.000, 100.000 y 1.000.000). Entonces, fijaros, aquí tenemos, justamente, estas cifras. Para uno y para la unidad, digamos, tenemos el trazo vertical; que habrá que cuidar de no confundir con el trazo vertical de los logogramas. A partir de ahora, tenéis que pensar que un trazo vertical colocado detrás de un sustantivo, como veremos después, puede ser la marca del logograma, pero, también, puede ser el número uno. Entonces, hay que tener cuidado con eso. Normalmente, los logogramas ya los conocéis y, por lo tanto, es fácil distinguir; pero, aún así, se debe tener en cuenta esto. Para 10, tenemos este signo del "arco". Para 100, tenemos el signo de la "cuerda" que podéis ver en tercera posición. Atención con este signo, ya veis por qué: se parece mucho al "vau" hierático y no hay que confundirlo con él. Pensad que este signo, esta cifra, el número 100, es un poquito más estrecho y un poco más ondulado; pero, a veces, es difícil distinguirlos. Por lo tanto, hay que tener cuidado con esta cifra. Luego, tenemos, en cuarta posición, para el número 1.000, el signo de la "planta de loto", como podéis ver. Luego, tenemos el "dedo" para el 10.000, el "renacuajo" para el 100.000 y el "Dios arrodillado y con los brazos en alto" para el millón. Estos signos se repiten de una a nueve veces para componer las cifras. Veamos los ejemplos. Si quiero escribir 625, pues, escribo seis veces el 100, dos veces el 10 y cinco veces el uno. Y si quiero escribir 324.108, pues, hago lo propio: escribo tres veces el 100.000, dos veces el 10.000, cuatro veces el 1.000, una vez el 100 (no escribo, naturalmente, ningún 10 porque en esa posición tenemos un cero, ¿verdad?) y escribo ocho veces la unidad. Fijaros que los signos de la unidad del 10 y del 100, son signos que se consideran pequeños. Entonces, si es necesario, si hay muchas repeticiones de esos signos, se pueden escribir en dos líneas dentro de lo que es la caja de escritura (como podéis ver en estos ejemplos, con el número 100 y con la unidad). Como se ve, al transliterar se recurre a las cifras árabes, es decir, no transliteramos con palabras, sino que transliteramos con las cifras árabes. Salvo, para algunos números en algunos contextos. Por ejemplo, el 1.000 se puede transliterar con el número "1.000", o bien "h3", que es el valor fonético del signo en cuestión, del signo de la "planta de loto". Y el millón se puede transliterar con el número millón, 1.000.000, o bien con la palabra "hh", que es la palabra anotada por el signo del "Dios arrodillado y con los brazos levantados"; y que quiere decir, justamente, eso: un millón. En efecto, en egipcio clásico, los números se escriben siempre en cifras, atención. Excepto, como veremos, el uno, que puede escribirse también fonéticamente y se translitera según la grafía. Es decir, si está escrito fonéticamente, se translitera fonéticamente, y si está escrito en cifras, se translitera con la cifra, con el número "1". Entonces, os preguntaréis: si los números se escriben en cifras, entonces, ¿cómo conocemos sus nombres? Conocemos los nombres de los números, en parte, porque en egipcio antiguo, algunos de ellos (sobre todo las unidades) habían sido anotados fonéticamente; y, en parte, por reconstrucción a partir del copto y del comparatismo afroasiático. Es decir, nosotros tomamos los nombres de los números en las distintas lenguas afroasiáticas y en copto y, por comparación entre todas ellas, podemos llegar a comprender cómo eran los nombres de los números en egipcio clásico. Así, sabemos que los cardinales de 1 a 10 eran los que siguen a continuación (vamos a contar de 1 a 10): "w", "snwy", "hmtw", "ifdw", "diw", "sisw", "sfhw", "hmnw", "psdw" y "mdw". Esto es de 1 a 10. El 20 era "mdwty", el 100 era "st", el 1.000 "h3", el 10.000 "db", el 100.000 "hfn" y el millón era "hh". El primero es un singular, es decir, el número uno, " w' ", es un singular (como no puede ser de otro modo). El segundo, el número dos, y también el número 20, "snwy" y "mdwty", son duales. Y el resto son singulares colectivos. Fijaros que, muchos de ellos, terminan en "vau", pero ese "vau" no es una marca de plural, sino que se trata de singulares colectivos; ya conocemos este fenómeno de palabras singulares que acaban igualmente en "vau". En este caso, como digo, son singulares colectivos. Debéis saber que, de algunos de estos términos, derivan topónimos o palabras culturalmente tan significativas, como por ejemplo "Khemenu", que es el nombre egipcio de la ciudad de Hermópolis. La ciudad Hermópolis y se llamaba, literalmente, "los ocho"; porque, en Hermópolis, se adoraba a los llamados "hmnyw", es decir, a los ocho, a la octoada, que era un colectivo de ocho dioses primordiales. O, también, deriva de un número el término "psdt", que significa enéada, que deriva de "psdw", el número nueve, precisamente. La enéada es el colectivo de los nueve dioses primordiales de la ciudad de Heliópolis. O sea que, como podéis ver, del nombre de las cifras, del nombre de los números, derivan palabras muy importantes como el topónimo "Khemenu" o el teónimo "psdt". La grafía de los números, de dos en adelante, consiste en las cifras sin más. Cuando son utilizados como adjetivos (que es la mayoría de las veces, como ya hemos dicho), esta cifra se coloca detrás del sustantivo al que acompaña, que normalmente esta en singular; pero, algunas veces, puede aparecer, también, en plural. Fijaros en los ejemplos. El primero: "sqd 120". El sustantivo está escrito delante en singular y, después, tenemos el número 120. Por lo tanto, literalmente, lo que dice es "marinero 120", es decir, 120 marineros. Lo mismo sucede con el segundo ejemplo. Tenemos "hfw 75". Atención con la palabra "hfw", es uno de esos sustantivos cuya última consonante es un "vau", pero ese "vau" no es una marca de plural, sino que es la última consonante de un sustantivo singular (como ya sabemos y como ya hemos dicho hace un rato). "hfw 75", por lo tanto, significa "serpiente 75"; o sea, 75 serpientes. Este orden, de todos modos, este orden gráfico es una convención, es una convención gráfica. En el uso real de la lengua se decía primero el número y, después, el sustantivo en plural, como hacemos nosotros: 75 serpientes. Vamos a ver ahora qué ocurre con el número uno. El número uno puede escribirse tanto con la cifra sin más (es decir, el trazo vertical), como fonéticamente, con flexión de género. La palabra, en este caso, es " w' ", que significa "uno" con flexión de género, como digo. Por lo tanto, "w't" significaría "una". Está escrito con el biconsonántico " w' ", que es el signo del arpón; su complemento fonético (el "aien"); y, después, fijaros el número uno como determinativo. En el caso del femenino, a esta grafía se añade, como ya sabemos, la "t", marca de femenino. Entonces, si se escribe con la cifra, se construye como los demás cardinales. Es decir, tenemos primero el sustantivo y después la cifra "1". Si se escribe fonéticamente, puede colocarse tanto detrás del sustantivo como delante de él. Y en este último caso, si está delante de él, entonces, va seguido de la partícula "n(y)" de genitivo indirecto. Concentrémonos un momento en esta partícula. Como veis, esta partícula, es una partícula de genitivo indirecto que corresponde, en español, a la preposición "de". En egipcio no es una preposición, no es una "en", es una palabra un poco más compleja, es "n(y)". Pero nosotros, a todos los efectos, la vamos a tratar como la preposición española "de". Fijaros también que, en la grafía egipcia, la doble "iod" prácticamente nunca se escribe. Por eso os he escrito aquí, simplemente, el signo de la "n". Pero nosotros sabemos que la palabra es "n(y)"; lo sabemos porque, a veces, sí que aparece escrita esa doble "iod"; lo sabemos, además, por el contexto en que la palabra se encuentra. Pero, como digo, normalmente esa doble "iod" no aparece en la escritura, es más frecuente que no aparezca en la escritura; y, por eso, en la transliteración ponemos la doble "iod" entre paréntesis. Nosotros ya conocemos una manera de hacer el genitivo, es el genitivo directo; que se hace por yuxtaposición de dos sustantivos: el sustantivo que hace de núcleo del sintagma y el sustantivo que, propiamente, hace de genitivo. Al no haber un nexo de unión entre los dos, por eso, a esta estructura la hemos llamado (ya la conocíamos) "genitivo directo". Si yo digo, por ejemplo: "La esposa de un sacerdote ('uab')"; y en egipcio digo: "hemet uab", estas dos palabras "hemet" (esposa) y "uab" (sacerdote "uab"), están vinculadas por yuxtaposición sin un elemento de unión, sin un nexo de unión. Por eso, a esa estructura la llamamos estructura de sustantivo más genitivo directo. Bueno, pues, sabed que esa misma secuencia se puede hacer con un genitivo indirecto. Es decir, esas dos palabras pueden estar unidas a través de un nexo de unión que es, justamente, esta palabra: la partícula "n(y)", que sirve para vincular dos sustantivos, uno funcionando como núcleo del sintagma nominal y, el otro, funcionando como genitivo que, en este caso, será, precisamente, indirecto, por esta razón. Fijaros, pues, en los ejemplos. En el primer caso, tenemos el sustantivo y la cifra. Por lo tanto, sustantivo delante y, después, la cifra: "mh 1", un codo. La palabra "mh" se escribe con el biconsonántico "mh", precisamente, que es el signo del látigo que veis ahí; y, después, el brazo (como determinativo, atención, porque es determinativo de "codo", precisamente); y, luego, tenemos la cifra: el número uno. A continuación, tenemos la palabra "uno" escrita fonéticamente. Entonces, tenemos delante el sustantivo "mh" y, detrás, la palabra "uno" escrita fonéticamente: " w' " (tal como hemos visto que se escribe esta palabra). Y, en el tercer ejemplo, tenemos la construcción inversa. Es decir, el numeral está delante (número uno está delante), el sustantivo viene detrás y, en medio de los dos tenemos, entonces (como ya hemos dicho), esta partícula "n(y)" que, como hemos dicho, nosotros vamos a tratar a todos los efectos como nuestra preposición "de" (aunque este tipo de sintagmas no los vamos a ver en esta lección). Por lo tanto, literalmente, aquí lo que dice es "uno de codo", "uno solo de codo", "de la realidad 'codo', sólo uno"; por tanto, un codo. En cuanto a los números "h3" (1.000) y "hh" (un millón), pueden colocarse tanto detrás del sustantivo como delante de él. Seguidos, entonces, de "m" en el caso de 1.000, y de "n(y)" en el caso de un millón. Vamos a ver dos ejemplos. Voy a empezar por el ejemplo de un millón, el que tenéis en segunda posición. Si os fijáis, aquí tenemos "hh", "n(y)", "rnpwt", es decir: un millón de años (tal cual, literalmente). En este caso, tenemos la cifra adelante, después la partícula "n(y)" y, después, el sustantivo. También, se podría haber escrito con el sustantivo delante y el número detrás. Y vayamos, ahora, al primero de los ejemplos. Es importante que este ejemplo lo estudiéis bien, porque os va a servir para los ejercicios de esta semana y también para la próxima semana. Se trata, en efecto, de una parte de la fórmula de ofrendas dentro del contexto funerario. Ya sabéis que los egipcios, en el más allá, deseaban llevarse consigo, sobre todo, seis ofrendas. Las consideradas seis ofrendas canónicas, que son: el pan, la cerveza, carne de buey, carne de ave, piezas de alabastro y piezas de tejido. Pues bien, esto es, justamente, lo que tenéis en esta expresión. Aquí lo que tenéis es la expresión "h3", "m" "t", "hnqt", "k3", "3pd", "ss", "mnht", que significa: "1.000 panes, cervezas, bueyes, aves, (vasos de) alabastro y (piezas de) tejido". En realidad, literalmente, es: "un millar 'en' pan, cerveza, buey, ave, alabastro y tejido". Veámoslo en jeroglíficos. Primero, tenemos el signo de 1.000, del millar, de acuerdo. Luego, tenemos la preposición "m" que significa "en"; por lo tanto, "un millar en". Y, después, tenemos las seis ofrendas. Fijaos en cómo están escritas estas seis ofrendas. En el vocabulario de la lección podréis ver las grafías completas de estas palabras y os daréis cuenta de que, en este caso, han sido escritas de forma abreviada, con un único signo que identifica a cada una de las seis palabras. ¿Por qué sucede esto? Esto sucede porque estamos en contexto epigráfico, en contexto funerario y epigráfico; y, en contexto epigráfico, se tiende a ahorrar signos. Sobre todo en relación con palabras de sobra conocidas, como son nada más y nada menos que las ofrendas canónicas. Esta es la razón por la cual estas palabras están representadas, cada una, con un único signo de su grafía. Se podrían haber escrito completas estas palabras, con la parte fonética y el denominativo. Pero, se opta por escribirlas con un único signo cada una de ellas, precisamente, por esta razón: para ahorrar; y para, de alguna manera, focalizar en ese signo que representa esa palabra de una manera evidente, de una manera clara, por excelencia. Fijémonos en la disposición de estos signos. Los tenemos dispuestos de dos en dos. Primero, el pan y la cerveza. Los dos signos que veis en primera posición son los determinativos de la palabra "t" (pan) y de la palabra "hnqt" (cerveza). Esta última, ya la conocemos por vídeos anteriores. En segunda posición, tenemos el determinativo "de" buey y el determinativo "de" pájaro. Obviamente, cuando hablamos de 1.000 bueyes, no nos referimos a 1.000 bueyes literalmente, sino a 1.000 piezas de carne de buey, que ya es mucho de por sí. Y, en tercera posición, tenemos los signos que sirven para identificar la palabra "ss", que significa alabastro; y "mnht", que significa tejido. El signo que identifica la palabra "mnht" (que significa tejido) es el determinativo de la palabra, mientras que el que identifica la palabra "ss" (que significa alabastro, como digo) es, en realidad, el biconsonántico que anota la parte fonética de esta palabra. Bien, pues, estas son las seis ofrendas canónicas que encontramos en las tumbas egipcias y que, prácticamente, siempre están escritas de esta manera: a través de un signo que identifica cada una de las ofrendas. Por lo tanto, el ajuar completo de una tumba debía consistir, justamente, en 1.000 piezas de cada una de estas ofrendas. Como digo, tomad buena nota de esto porque en parte, por lo menos, lo volveréis a encontrar en los ejercicios de esta lección.