[MUSIC] En este primer tema de este curso, hablaremos del cambio. El fenómeno fundamental que rige nuestra existencia, y en el que estamos inmersos desde el momento en el que llegamos a este mundo. Entender el cambio, sus dinámicas y mecanismos, es fundamental cuando hablamos de innovación y creación de valor. Todo lo que sucede a nuestro alrededor es cambio. No importa a qué te dediques, nuestra vida gira en torno a sortear, administrar, o crear algún tipo de cambio. Cualquier actividad de negocio, you sea estrategia, innovación o emprendimiento, por mencionar algunas. Puede ser vista como un esfuerzo estructurado que busca crear cambio, crear cambio para generar valor. Pero nos preguntaremos, ¿qué es el cambio? Una manera sencilla de definirlo es esta. Cambio es el paso de un estado a otro. Todo a nuestro alrededor cambia, siempre. Cambia nuestro entorno, cambiamos nosotros, cambian las tecnologÃas. Cambian las necesidades de los clientes, cambian las condiciones de mercado. Estamos tan inmersos en el cambio, que a veces nos resulta difÃcil percibirlo. Desde hace 2500 años, Heráclito anunciaba una frase que hoy se repite hasta el cansancio. No hay nada permanente, nos decÃa, nada excepto el cambio. Pero entremos en materia. En esta lección, presentaremos cuatro formas de entender el cambio, cuatro maneras de visualizarlo. Cada una de ellas nos será útil más adelante para entender aspectos fundamentales de innovación. De acuerdo con la velocidad con la que sucede el cambio, podemos identificar cambios lentos. Que por su lentitud pueden ser peligrosos, pues a veces pasan desapercibidos. Hasta que su efecto se acumula y este puede tomarnos por sorpresa. Un buen ejemplo es el calentamiento global, del que se habla desde hace más de 50 años. Y que ha sido tan gradual, que aún hoy en dÃa encontramos personas que afirman que no está sucediendo. Los cambios rápidos son aquellos que suceden frente a nuestros ojos. Como los cambios en lo negocios, en los mercados, en las tecnologÃas. Estos tipos de cambio son los que son considerados con más frecuencia por las organizaciones, pues sus efectos son claros e inminentes. Y luego tenemos los cambios súbitos, como el de la pandemia del año 2020. Que de la noche a la mañana cambió nuestra realidad a nivel global. Pero hay otro tipo de cambio, desde este punto de vista de la velocidad. Que por sus caracterÃsticas cada vez cobra más relevancia, y este es el cambio exponencial. El cual al principio es lento, pero luego incrementa su velocidad y se vuelve rápido. Para luego acelerar a tal grado que se vuelve casi súbito. El cambio exponencial es el que dicta el crecimiento de las tecnologÃas digitales. Y el de la transmisión de contagios en la pandemia. En ambos casos, duplicando su crecimiento en cada instancia, y en ambos casos, causando un profundo impacto. La segunda manera de visualizar el cambio es de acuerdo a la cantidad de cambio creado que tiene impacto positivo. Es decir, que genera valor. Si la cantidad de cambio obtenido es mayor e implica la creación de algo nuevo, y esto genera valor. Estamos hablando de que logramos una innovación. Pero si se llegara a dar el caso de que creáramos una cantidad de cambio tan grande que volviera obsoleto aquello que habÃa antes. En ese caso, y sólo en ese caso, estarÃamos hablando de disrupción. Si innovación es una palabra muy mal empleada, la palabra disrupción lo es aún más. Cuántas veces no hemos escuchado a algún directivo decir, queremos ideas disruptivas. Cuando en realidad la disrupción es algo muy difÃcil de manejar. Y todavÃa más difÃcil de producir dentro de las organizaciones establecidas. Si visualizamos el cambio de acuerdo con la dirección en la que se presenta. Nos encontramos con una situación interesante, en la que nuestra actitud ante el cambio juega un rol determinante. PermÃteme explicarme, hay dos actitudes que podemos tomar ante el cambio. Una de ellas es quizá la más común, y consiste en decir que somos buenos para adaptarnos al cambio que viene de afuera. O que somos buenos para resistir a unos cambios más drásticos. El problema con esta actitud es que es reactiva. La segunda actitud es muy diferente, e implica el darnos cuenta de que tenemos la opción. De ser nosotros los que podemos crear cambio en el mundo. Es por ello que esta imagen me gustó tanto. Yo preferirÃa ser la ficha amarilla que inicia el movimiento de las otras. Y no una ficha en la fila, a la que el mundo está por caerle encima, y you no puede hacer nada al respecto. Veamos los tipos. Si el cambio que nos llega es tan grande que no podemos asimilarlo. Este puede destruirnos, acabar con nosotros, hacer que nos demos por vencidos. Si, en lugar de darnos por vencidos, tenemos la capacidad de levantarnos y seguir intentándolo, entonces decimos que somos resilientes. Es muy bueno ser resiliente, pero es mejor no tener que serlo. Para ello, necesitamos poder adaptarnos con flexibilidad a los cambios que vienen del exterior, ser flexibles. Y es aquà donde las reglas cambian, donde nos damos cuenta de que tenemos la opción de crear cambio en nuestro entorno, en el mundo. Cuando lo hacemos, dependiendo de la cantidad de cambio que obtenemos. Lograremos hacer mejora, innovación o disrupción, tal y como vimos anteriormente. Consideramos tres maneras de visualizar el cambio de acuerdo con el dinamismo con el que lo percibimos. Cada una más compleja que la anterior. La manera más sencilla es ver el cambio como algo estático. Es decir, que se pasa del punto A al punto B de manera directa, sin pasos intermedios. La planeación en las organizaciones y el tÃpico diagrama de Gantt desde un proyecto funcionan de esta forma. Y esa es la razón por la que suelen presentar tantas áreas de oportunidad. El cambio dinámico es el que se da de manera continua y fluida. Piensa en el modelo que controla la posición de un misil. En el que cada instante se conoce su posición exacta. O en un método de trabajo Agile, en el que en cada dÃa se está evaluando el alcance, para corregir el rumbo del proyecto. Sin embargo, el mundo real en el que vivimos es un entorno de cambio complejo, con una enorme cantidad de elementos y variables. Los modelos de cambio complejos, como el clima o la economÃa. Necesitan de grandes cantidades de procesamiento para poder ser manejados. Créeme, el entender estas maneras de representar el cambio nos será muy útil al trabajar en innovación. Y también para entender mejor el mundo en el que vivimos. Hoy usamos un acrónimo en inglés de origen militar para describir las caracterÃsticas del mundo en el que vivimos. Le llamamos mundo VUCA. Nuestro mundo es volátil, pues cambia de manera constante e impredecible. Incierto, pues la información con que contamos está incompleta o es desconocida. Complejo, pues cuenta con numerosos elementos interconectados. Ambiguo, pues lo que sucede frente a nuestros ojos está sujeto a múltiples explicaciones. Con el cambio ocurriendo cada vez más rápido y en mayores cantidades. Se vuelve necesario entender las dinámicas de su funcionamiento. Para poder afrontarlo, o mejor aún, para poder producirlo. Hay otra importante caracterÃstica del cambio. Este sucede en ciclos u oleadas. Existe un modelo, propuesto por un famoso economista austrÃaco. Que nos permite entender los ciclos de cambio, y su relación con la innovación, el emprendimiento y la creación de valor. De este modelo, hablaremos en la siguiente lección. [MUSIC]