¿Qué pasa en la mente de las personas que atravesaron un desastre? En situaciones de desastre, las personas viven una reacción de estrés debido a las amenazas extremas que ponen en riesgo su propia vida o algo muy preciado, muy importante, como los hijos, la familia, el hogar, las propias posesiones, también pueden ser. Son situaciones de crisis, porque aparecen circunstancias negativas poco comunes e inesperadas, en las que hay riesgos físicos y psicológicos. En las personas afectadas por un desastre, poco después de que ha acontecido, aparece un fuerte estado de incomodidad que llamamos "reacción de estrés agudo". Las personas tienen llena su mente de las emociones del estrés, y esas emociones que son negativas, inundan, desbordan y toman el control de su comportamiento. También pueden llegar a vivir un estado de vulnerabilidad e indefensión, que son sentimientos de trauma. Vulnerabilidad se refiere a sentir y creer que estoy a merced de la situación, e indefensión es sentir y creer que no puedo hacer nada para modificar la situación en la que estoy. Más específicamente, las personas que de forma inesperada se encuentran afectadas por las circunstancias de desastre, del peligro para su vida, pueden tener una de las siguientes reacciones comportamentales después del evento peligroso: huir, pelear, deambular o paralizarse. Las dos primeras reacciones ya son conocidas en el sentido de que son del síndrome general de adaptación, que es el síndrome de la reacción de estrés. Al huir del lugar del desastre o pelearse ante un atacante, posiblemente esas personas no demandarán nuestra atención de primeros auxilios psicológicos, al menos en un principio, ya que las personas que se han escapado del lugar del desastre, no estarán ahí para ser asistida por los rescatistas, y las que se han peleado con un atacante, posiblemente implique más bien la actividad directa de la policía u otras fuerzas de seguridad en relación a esa persona. Nos focalizaremos en la paralización y la deambulación, como dos reacciones bien específicas que tienen las personas afectadas en los momentos posteriores de los desastres o emergencias. Justamente estas reacciones son bien específicas para estas situaciones de alto estrés, como son los desastres. La gente que está paralizada o deambula necesita de los primeros auxilios psicológicos. Por una parte, la persona que deambula se mueve de un lado al otro, pero es un movimiento sin sentido, sin una meta. El individuo puede presentar movimientos de ir de aquí para allá, dentro de la zona de desastre, en un estado de mucha activación en el cual la persona puede hablar, también puede gritar, insultar, incluso podría golpear. ¿Toda la energía de la persona está canalizada? No, no está canalizada a un objetivo racional, concreto. No es un movimiento dirigido a una meta como el escape o la pelea, que tiene un objetivo claro y específico. Estas personas, por más que hablen, sin embargo, lo que dicen puede que no tenga mucho sentido, porque están fuera de sí. Están en un profundo estado emocional y sus reacciones no son racionales. Por otra parte, la paralización implica que la persona afectada se encuentra en un estado de shock y no se mueve, está quieta. Si uno ve a la persona sin saber que pasó por un desastre, puede parecer que la persona está tranquila porque externamente no se mueve, no habla, no nos hace gestos. Por ejemplo, está sentada en el cordón de la vereda o parada en la calle sin moverse. Pero ese estado aparente de calma y tranquilidad es engañoso, porque la persona no está tranquila, sino que, por el contrario, lo que está viviendo son reacciones de estrés y puede llegar a estar con una tensión muscular extrema, por la cual la persona no puede moverse aunque lo quisiera. Hay dos tipos de paralización, según pueda producirse una inmediata interacción entre rescatista y persona afectada, o que la interacción inmediata no se pueda dar. Ambos estados podrían pensarse como diferentes grados de paralización, presentando la paralización aislada, una mayor profundidad de aislamiento social del individuo o del contexto, en comparación con el estado de paralización respondiente. Primeramente, las personas en un estado de paralización aislada se encuentran en un estado de completo shock. No presentan interacción social. Así que si alguien le pregunta algo a la persona, no hay respuestas, ni tampoco hay reacción ante la presencia de otras personas. Ni siquiera miran a los ojos y están con la mirada perdida. Las personas en este estado no responden a ningún estímulo. En segundo término, las personas afectadas pueden estar en otro estado de paralización, en un estado de paralización respondiente y en este caso, este nivel de paralización se diferencia de la paralización aislada en que las personas pueden reaccionar a algunos estímulos y pueden llegar a presentar interacción social con las personas que se le acercan, como responder preguntas, que es un tipo de interacción social. Así que estas personas en estado de paralización respondiente, aún se encuentran en estado de shock, pero pueden mirar a los ojos y tener algunas reacciones, pero no inician el diálogo o una conversación, sino que las hallamos calladas y quietas, y si quieren moverse, no pueden o pueden hacerlo con dificultad. Podemos comparar el estado de paralización respondiente al que experimentamos cuando nos despertamos de dormir, en el cual vamos teniendo algún tipo de reacción, pero no muy lúcida o exacta, e incluso si caminamos, ese caminar no está bien coordinado, en principio es lento, con alguna dificultad, pero reaccionamos ante los estímulos.