Las inundaciones, los huracanes, los terremotos, los incendios o explosiones, los accidentes de autos, marítimos, ferroviarios, aéreos y otros eventos negativos pueden provocar experiencias muy estresantes en los individuos. Los desastres tienen el potencial de liberar en el ser humano, un tipo de malestar que llamamos trastorno mental. Los trastornos mentales pueden pensarse como análogos de los trastornos físicos o médicos comunes, en el sentido de que pueden provocar sufrimiento o deterioro en la vida diaria de las personas. Actualmente existen dos clasificaciones de trastornos mentales y ambas son muy relevantes para la clínica y la investigación. Por una parte, el Manual Diagnóstico y Estadístico de los trastornos Mentales, que está en su quinta edición DSM 5, por sus siglas en inglés. Por otra parte, la otra lista de trastornos es la Clasificación Internacional de Enfermedades, CIE. Ambas clasificaciones la primera DSM 5 de la Asociación de Psiquiatras de Norteamérica y la otra de la Organización de la Mundial de la Salud, CIE, son casi equivalentes entre sí, o sea, un trastorno que aparece descrito en el DSM 5 tiene su correspondencia en el CIE y viceversa. Si bien los dos manuales de trastornos mentales presentan muy elevada seriedad, nos vamos a dejar guiar por el DSM 5, que es un manual completamente desarrollado para los trastornos mentales. El DSM 5 es una referencia estándar para la práctica clínica en salud mental. ¿Qué son los trastornos mentales? Los trastornos mentales son síndromes, o sea, conjunto de síntomas que suceden al mismo tiempo. Estos síndromes se caracterizan por una perturbación importante del estado cognitivo, la regulación de las emociones o el comportamiento de los individuos, reflejando algunas disfunciones de sus procesos psicológicos, biológicos o de desarrollo que subyacen al funcionamiento de la mente del ser humano. Y además, las enfermedades mentales suelen estar relacionadas con un nivel muy importante de malestar o con la incapacidad de realizar actividades sociales, laborales o de otro tipo. Veamos algo positivo respecto del tema de las enfermedades mentales que están vinculadas a los desastres. Lo positivo es que, afortunadamente, no todas las personas que fueron expuestas a desastres desarrollan enfermedades mentales. Es más, la mayoría de las personas expuestas a desastres no llegan a tener enfermedades mentales. Hay muchas personas que han vivido desastres que sufrieron solo una alteración mínima y transitoria, y esto se debe a que sus recursos de afrontamiento para el estrés han bloqueado eficazmente al factor estresante. Sin embargo, lamentablemente, eso no pasa en todos los casos. Las consecuencias más evidentes de los desastres desde el punto de vista de la vida mental son dos tipos de trastornos. El trastorno de estrés postraumático y el trastorno de depresión mayor. Incluso en algunas personas que vivieron un desastre, ambas enfermedades mentales pueden estar presentes a la vez en el individuo. Sin embargo, también hay otras enfermedades mentales que habría que mencionar, como el trastorno de estrés agudo, que también está vinculado a los desastres. Y otra enfermedad más es el trastorno de ansiedad generalizada, que aparece en una menor cantidad de personas que padecieron desastres en comparación al trastorno de estrés postraumático o los síntomas de depresión. Entonces, vamos a conocer y saber con mayor detalle qué tipo de experiencias pueden llegar a vivir algunos de quienes estuvieron afectados por desastres y que padecen algunas de esas enfermedades. Empecemos por una enfermedad mental, que es la consecuencia psicológica negativa que más personas pueden llegar a presentar luego de un desastre en comparación con otros trastornos mentales. La enfermedad más frecuente luego de las catástrofes o desastres es el trastorno de estrés postraumático. Toda la perturbación de este trastorno provoca un malestar muy importante o un deterioro de la persona para su vida social, en sus ocupaciones o en otras áreas importantes de su vida. Este trastorno de estrés postraumático tiene como característica esencial el desarrollo de síntomas, después que las personas estuvieron expuestas a uno o más acontecimientos negativos, por ejemplo, desastres. Los eventos negativos que se volverán acontecimientos traumáticos para personas con esta enfermedad mental son muerte, lesiones graves o violencia sexual. Estos eventos, estos tres eventos, pueden ser vividos bajo diferentes modalidades. La primera modalidad; la exposición a esos eventos negativos, puede ser real y concreta o ser vivida como riesgo. Vamos a poner un ejemplo. En personas que sobrevivieron a un desastre sin ningún tipo de lesión medica grave, sin un rasguño, el desastre puede volverse un acontecimiento traumático si sintieron que su vida estuvo amenazada o tuvieron riesgo de sufrir graves y negativas consecuencias médicas. La segunda modalidad. Uno ha visto de manera directa y presencial a otras personas, no uno, a otras personas, sufrir los efectos negativos de un evento negativo, por ejemplo, un desastre. Puede transformarse en evento traumático el hecho de ver, de modo presencial y directo, a otras personas viviendo un acontecimiento negativo como el desastre. Tercera modalidad; uno se entera o sabe que le ocurrieron acontecimientos o eventos negativos a un familiar o amigo cercano, pero el acontecimiento debe haber sido violento o imprevisto. Por ejemplo, uno se entera de manera totalmente imprevista que su padre casi se muere en un desastre. Cuarta modalidad; finalmente, también puede ser un suceso traumático exponerse de manera repetida o extrema a aspectos que son desagradables de un evento negativo. En general, estas vivencias pueden ser directas y no vividas a partir de transmisiones de televisión o de YouTube. Por ejemplo, cuando los rescatistas, en el lugar del desastre, van hallando o recogiendo restos humanos de otras personas que son desconocidas para él o para ella en la zona de desastre. Sintetizando, un evento negativo, por ejemplo un desastre, puede volverse un suceso traumático, tanto si, uno, lo vivo en forma personal y directa; dos, observo personalmente y en directo qué les pasa a otros; tres, me entero que lo vivió un amigo o familiar; y cuarto, entro en contacto de forma repetida con cuestiones extremas y desagradables del evento. Además, más allá de la presencia del evento traumático, el trastorno también tiene que tener un conjunto de síntomas; la persona además tiene unos síntomas adicionales del trastorno que veremos a continuación, que tiene que presentar más de un mes de presencia o de padecimiento en la persona. Son los síntomas intrusivos; la evitación, las alteraciones negativas, que por una parte se refieren a ideas y estado de ánimo, y por otra se refieren a estados de alerta y las reacciones del individuo. Empecemos por los síntomas intrusivos. En primer lugar, por más de un mes, pueden estar presentes los síntomas intrusivos en personas con el trastorno y tiene que haber uno o más de estos síntomas de intrusión vinculados al trastorno de estrés postraumático. Sabremos seguidamente sobre qué son esos síntomas intrusivos. Uno, la persona tiene recuerdos angustiantes del suceso traumático que se reiteran una y otra vez que no son voluntarios, sino intrusivos. Dos, la persona tiene sueños angustiantes o aterradores que se reiteran en el tiempo y con un contenido y un afecto vinculados al evento o al acontecimiento traumático. Tres, la persona siente o actúa como si el suceso traumático volviese a presentarse en el mismo momento actual donde está la persona. Por ejemplo las llamadas escenas retrospectivas o "flashbacks" que involucran la sensación de que el acontecimiento traumático está pasando otra vez; está ocurriendo nuevamente en el presente aquí y ahora. En vez de ser algo que es recordado; algo que ya pasó, pero la persona vive esta situación con una elevada angustia. Estas reacciones pueden volverse tan exageradas que la persona puede tener una pérdida completa de conciencia del lugar y de la situación real en la que está. Dicho de otro modo, la situación traumática está pasando de vuelta aquí y ahora para la persona, más allá del contexto real en la que está. Cuarto, otro síntoma es que la persona vive una angustia psicológica intensa o prolongada cuando se expone a elementos que representan o simbolizan o se parecen de algún modo al suceso traumático. Quinto, otro síntoma que es similar al que dije recién, es que la persona tiene fuertes reacciones fisiológicas, o sea, del cuerpo al enfrentarse con elementos que representan o simbolizan o se parecen de algún modo al suceso traumático. En segundo lugar, otro elemento que tiene el trastorno de estrés postraumático es la evitación. La persona evita persistentemente, por más de un mes, los estímulos que tienen alguna relación con el acontecimiento traumático. Esto aparece en la persona después de que sucedieron los acontecimientos traumáticos y puede darse uno o los dos tipos de evitación que voy a decir a continuación. Primero, la persona evita o se esfuerza por evitar ciertas actividades mentales vinculadas al acontecimiento traumático, como ciertos recuerdos, pensamientos o sentimientos. Dos, evita o hace el esfuerzo por evitar elementos del medio ambiente que le recuerdan al evento traumático. Por ejemplo, la persona evita o trata de evitar a persona, lugares, conversaciones, cosas, situaciones vinculadas o relacionadas con el evento negativo. Un tercer elemento más constituye el trastorno de estrés postraumático y es, por más de un mes, presentar alteraciones negativas de la mente y del estado de ánimo relacionadas con el suceso traumático que empiezan o empeoran después del evento negativo. Estas alteraciones y las ideas y el estado de ánimo son las siguientes. Uno, la persona no puede recordar un aspecto importante del evento traumático por una pérdida de memoria. Dos, también puede ser que la persona tenga ideas o expectativas negativas que son persistentes y exageradas sobre uno mismo, sobre los demás o sobre el mundo. Por ejemplo la persona piensa: "Soy un completo desastre" o "no puedo confiar en nadie en el mundo" o "el mundo es un lugar absolutamente peligroso" o "mi mente está completamente deshecha para siempre". Tercero, también puede ser que tenga continuamente ideas distorsionadas sobre la causa o las consecuencias del evento que llevan a culparse a la persona misma, a uno mismo o a los demás. Cuarto, la persona puede tener un estado emocional continuo, negativo. Por ejemplo, siente constantemente horror, miedo, culpa, ira, vergüenza. Quinto, también puede aparecer baja del interés o la participación en actividades importantes para la persona. Sexto, puede también tener sentimientos de desapego o sentirse alejado de los demás. Séptimo, finalmente, puede tener una constante falta de capacidad para vivir emociones positivas. Por ejemplo, no puede sentir felicidad, satisfacción o amor. En cuarto lugar, el cuarto elemento de este trastorno es la alteración negativa, que tiene que durar por más de un mes, del estado de alerta y de las reacciones ligadas al evento traumático que comienzan o empeoran después del mismo. Las personas con este trastorno pueden tener dos o más de las siguientes alteraciones que voy a mencionar. Uno, la persona presenta un comportamiento irritable con ataques de ira que aparecen con poca o ninguna provocación y que se manifiestan en agresiones verbales o físicas hacia personas o cosas. Dos, también puede tener conductas imprudentes o autodestructivas. Tres, puede ser que tengan un estado de hipervigilancia que los lleva a tener conductas desmedidas e inapropiadas porque pretende detectar amenazas. Cuarto, la persona puede presentar respuestas exageradas de susto, de sobresalto o de reacción, de alarma. Quinto, también puede tener problemas de concentración. Sexto, en último término, el individuo también puede tener alteraciones del dormir. Vamos con un ejemplo; la persona con este trastorno tiene dificultades para conciliar el sueño o mantener el sueño o tiene un dormir inquieto. Como dijimos, este trastorno no se presenta de una sola manera, sino puede presentarse en varias. Bien, ya conocimos aspectos básicos del trastorno de estrés postraumático. Como se puede apreciar, es una enfermedad mental muy seria que provoca muchos problemas e incomodidades a los individuos. Otra enfermedad mental posible luego de un desastre, es una enfermedad muy semejante al trastorno de estrés postraumático que se llama trastorno de estrés agudo. Dicho de otro modo, los síntomas que tienen las personas con trastorno de estrés agudo pueden no solo ser parecidos, sino que también iguales a los que presenta una persona con trastorno de estrés postraumático. Obviamente, es esperable que tengamos una angustia unas horas después de que nos afecte un evento altamente negativo, como un ataque terrorista. Eso es esperable. Por eso, aunque una persona presenta ciertas alteraciones en sus ideas, sus emociones o su comportamiento desencadenadas por el estrés del evento negativo, pero nada más pasaron unas pocas horas, dos, tres horas después del mismo. La persona no puede ser diagnosticada todavía de tener un trastorno como el trastorno de estrés agudo. Aunque si han pasado más de un par de días desde el evento, por ejemplo, pasó un desastre y la persona continúa presentando alteraciones en las ideas, emociones y comportamientos, entonces, ahora sí se podría considerar si la persona tiene trastorno de estrés agudo. Así que sólo se puede diagnosticar trastorno de estrés agudo a partir de los tres días de que la persona vivió el evento traumático. Sin embargo, la duración máxima del trastorno de estrés agudo está limitada a un mes después de vivir el evento negativo. Si después de un mes siguen presente los síntomas, lo que tiene la persona posiblemente es ahora un estrés postraumático. Pasó de trastorno de estrés agudo a trastorno de estrés postraumático. Y si bien los dos trastornos son muy parecidos, tienen no obstante, algunas diferencias entre sí. Por ejemplo, es más probable que las personas con trastorno de estrés agudo presenten el sentimiento de no saber dónde están o que se sientan como si estuviesen fuera de su cuerpo. Desafortunadamente, es muy probable que las personas con trastorno de estrés agudo finalmente desarrollen, posteriormente, el trastorno de estrés postraumático. Además, lamentablemente, también es posible que quienes no contrajeron el trastorno de estrés agudo en un primer lugar cerca del suceso, desarrollen el trastorno de estrés postraumático más adelante. Incluso meses o años después del evento traumático. Es importante que sepamos estas consecuencias negativas de los desastres, porque puede ser muy significativo el impacto perjudicial que puede tener el desastre en las vidas cotidianas de las personas negativamente afectadas por el mismo.