[SOUND] Hola, vamos a comenzar con el módulo sobre emprendimiento cooperativo en el marco de la economía social y solidaria. Habitualmente estamos acostumbrados a ver el desarrollo de nuestros países, nuestras economías y la sociedad, en blanco y negro. Estamos habituados a ver que la economía se estructura o en el ámbito de la economía pública, o la economía privada de carácter capitalista tradicional. Es lo que habitualmente nos transmiten los medios de comunicación, y es lo que está en el debate público cotidiano. Pero, hay que tener en cuenta que en realidad, los países, las sociedades, las ciudades y las localidades, los territorios, no sólo se estructuran desde el punto económico y social en este binomio de negro o blanco. Aparte de la economía privada, de carácter capitalista tradicional, y aparte de la economía pública, existe un tercer sector de la economía. Este tercer sector es lo que habitualmente se conoce como economía social o economía solidaria. Y, dentro de ese sector de economía social y solidaria, uno de sus pilares más fuertes, tanto en nuestro país, en Chile, como a nivel internacional y mundial, es el sector cooperativo, en el cual nos vamos a concentrar en esta presentación. También es muy importante tener en cuenta, de que este campo de la realidad, a la que hacemos referencia, tiene tanto en nuestro país, como en distintas partes del mundo, distintos nombres, pero que apuntan a lo mismo. De manera que no nos confundamos muchas veces con la terminología, sino que estamos hablando básicamente de este tipo de organizaciones, que no son una empresa pública, que no son un organismo público, y que tampoco son una empresa de carácter lucrativa tradicional. Todo este tipo de organizaciones muchas veces se les conoce con el nombre de economía social, economía solidaria, tercer sector, economía civil, sector no lucrativo, economía del bien común, economía del sector de empresas sociales o emprendimiento social. Pero, estamos dando cuenta de un campo de realidad que tiene algunas características comunes. Pero, detrás de este modelo de economía de la cooperación, hay distintos enfoques. Para entenderlo, tiene distintas maneras de llegar a él. Uno, por ejemplo, es lo que tiene que ver con los criterios evolutivos. Hoy día a nivel de la ciencia biológica, se habla de la biología de la cooperación. Tenemos que entender también, por lo tanto, que los comportamientos cooperativos o colaborativos, están anclados en nuestros genes y está anclado en los procesos evolutivos. No hay ser vivo que dentro de nuestro mundo conocido, que sea capaz de vivir y sobrevivir de manera aislada. En distintos casos, en distintos momentos, encontramos que la cooperación es parte de las herramientas que tienen las especies. Todas las especies, incluido la nuestra, nuestra especie humana, homo sapiens, para poder desarrollarse. Pero, la cooperación también tiene un componente ético y moral. También hay una manera de mirar los comportamientos cooperativos, los comportamientos colaborativos, desde el punto de vista de la ética, de el deber ser de las cosas. Y muchas veces en la vida cotidiana, en distintos momentos, apelamos a este comportamiento ético. Al comportamiento ético y moral de preocuparse del bienestar de la comunidad, de preocuparse del bienestar de los otros, y no tan solo de nuestra propia situación y nuestro propio desarrollo. Esto tiene mucho que ver también con las corriente filosóficas, con las religiones, pero también con una ética humanista que plantea la colaboración y la cooperación como un eje para el desarrollo de las personas. Podemos también encontrar comportamientos de carácter cooperativo, y comportamientos de carácter colaborativo, desde el punto de vista de las matemáticas, las teorías de los juegos. O sea, la cooperación no tan solo tiene que ver con un comportamiento netamente económico, sino que plasma una serie de elementos. También en el ámbito de las ciencias políticas. Hay un entramado internacional, tenemos sociedades, tenemos los contratos sociales. Tenemos acuerdos internacionales que apuntan a prácticas de cooperación. Esto también se refleja, por lo tanto, en la estructura de las sociedades. Y también, claramente, los comportamientos cooperativos y colaborativos, está presente en la economía y en la gestión de las empresas. Habitualmente no tan presente como uno quisiera, en términos públicos, en términos de discusión, pero veremos que es importante esta dimensión a la hora de desarrollar las empresas y también la economía de un país. Y también, claramente, el tema de la colaboración y la cooperación tiene una perspectiva desde el punto de vista de la sociología y el estudio de las organizaciones. Los temas de liderazgo, el trabajo en equipo, el conflicto, la resolución de problemas tiene que ver también muchas veces con comportamientos cooperativos y colaborativos. ¿Y cómo vemos el tema desde la perspectiva del centro de economía social y cooperativa? Bueno, que la cooperación y la solidaridad es un elemento constituyente de las sociedades y del comportamiento humano. Y que, por lo tanto, a la hora de plasmar y desarrollar una sociedad, su economía, su base productiva, no se le puede desconocer. Bueno, y en concreto, cuando hablamos de cooperación y hablamos de colaboración, hacemos referencia a algunos actores relevantes como los que reconocemos en nuestro país y también a nivel internacional. Este tipo de actores de la economía social tienen que ver con el ámbito de los sindicatos, las asociaciones gremiales, las cooperativas, las empresas sociales, las comunidades y asociaciones indígenas, las mutuales, las fundaciones y corporaciones privadas sin fines de lucro. Que en nuestro país tienen un tejido social y económico bastante significativo, pues representan aproximadamente a 230,000 organizaciones de acuerdo a un estudio realizado el año pasado en Chile, el año 2015. Y bueno, ¿cuáles son los criterios, cuáles son las atributos que permiten identificar cuándo estamos en presencia de una negociación de la economía social, o cuándo estamos en presencia de una negociación de carácter cooperativo? Uno de los criterios es que en este tipo de organizaciones prima el ser humano y el objeto social de la organización por sobre el capital. Son empresa y organizaciones que están orientadas a satisfacer las necesidades de las persona, ese es su propósito. Para satisfacer la necesidad de las personas, evidentemente, se requiere dinero, se requiere capital, pero el capital está supeditado a este propósito social y a la satisfacción de esta necesidad de la gente. Necesidad que puede ser muy diversa, vivienda, salud, educación, comercializar sus productos, servicios financieros, luz, agua, energía, etc. Otro criterio es que estas organizaciones tienen como atributo ser organizaciones voluntarias y de adhesión abierta. Nadie debiera sentirse obligado a pertenecer a una organización cooperativa, contra su voluntad. Pero también, al ser de adición voluntaria y abierta, tienen una característica que es muy distintiva. Su sistema de gestión, por decirlo así, su gobierno corporativo se basa en la democracia económica. Con el criterio de una persona-un voto, independientemente del aporte de capital, de trabajo, o de participación que haga en la misma empresa. Por lo tanto, a la hora de tomar decisiones, todas las personas, en una organización cooperativa, valen lo mismo. Y aquí un tercer atributo para las empresas cooperativas, y en general para las empresas de economía social, es que los intereses de los socios, De los que gestionan la empresa, es la misma que la de el interés general, y se fusiona, en este caso, en este tipo de empresas, el concepto de cliente y propietario. En las empresas cooperativas los usuarios, por decirlo así, los clientes, son a la vez los dueños. Otro criterio muy relevante es que las empresas cooperativas se basan en el principio de solidaridad y responsabilidad. Solidaridad que apunta que todas las personas que son parte de la organización, deben recibir el mismo tipo de beneficio, el mismo tipo de servicio, de bien o producto, que los ha llevado a involucrarse en la empresa cooperativa. Pero también están, por decirlo así, impulsados a ser responsables de manera colectiva por la consecución de los fines que la organización se ha propuesto. De manera que nadie quede excluido, pero tampoco nadie quede simplemente recibiendo los beneficios de la organización sin participar activamente en ella. Otro atributo y otra característica de las empresas de carácter cooperativo, es que son empresas autónomas en su gestión. Independiente de los poderes públicos, no pueden estar supeditados a un partido político, a una iglesia, a un líder, a una empresa, tienen que ser autónomos en su gestión. Y, algo que en los días que corren en nuestro país, pero también a nivel mundial es de debate permanente, es el tema que los excedentes o, en el caso genérico de la palabra, utilidad, deben reinvertirse, preferentemente en el objeto social o ser distribuidos según el deseo de sus miembros. Por lo tanto, el concepto de lucro o no lucro en este tipo de empresa, tiene una visión distinta en la medida que finalmente sus usuarios, sus clientes, son a la vez los propietarios. Y si, por lo tanto, hacia el final del ejercicio de un año calendario, sobra dinero, eso se reparte a sus miembros en función a cuanto ellos hayan colaborado en la organización. Porque en estricto rigor, se les está devolviendo lo que en su minuto pudieron haber pagado de más. Todos estos criterios han sido elaborados, discutidos ampliamente a nivel mundial, y han sido consolidados hace pocos años en el marco de la Confederación Europea de empresas de economía social. Y si retrotraen a los viejos principios cooperativos, establecidos en la primera cooperativa constituida a nivel mundial en Inglaterra, en la localidad de Rosedale, el año 1844. Cada uno de los cuales están presentes el día de hoy en la mayor parte de las empresas cooperativas que funcionan a nivel mundial, gracias.