[MÚSICA] [MÚSICA] [MÚSICA] Buenas tardes. En los próximos tres vídeos vamos a comentar la simbología del ajuar de Tutankámon, y vamos a ver a través de la lectura de la selección de las piezas allí encontradas, como la iconografía de las mismas estaba estrechamente codificada y en algunas ocasiones esta codificación era tan intensa, que podríamos denominarla incluso criptográfica. Haremos esta lectura de forma creciente, viendo inicialmente los objetos que sirven pues en alguna °escenografía un tanto escondida para próximamente ir incrementando la dificultad de los mismos. En ese sentido, cabe recordar ante todo que la tumba de Tutankámon, la KV 62, era especialmente parca en decoración, a parte de ser la más pequeña del valle. Seguramente en ambos casos debido al origen no áulico de esta sepultura, es decir que originalmente no fuese para él, y por tanto podemos ver cómo el rencido probablemente iconográfico lo presenta dibujado o figurado frente a algunas deidades ejerciendo parte del ceremonial funerario. Por ejemplo aquí vemos como está en plena ceremonia de apertura de la boca, o se le representa presentándose directamente ante algunas deidades, podemos verle aquí en la parte central en compañía de su Kah tras él, presentándose ante Osiris, o en representaciones alusivas a algunas de estos dioses funerales, específicamente del Anduat. En la imagen se muestra la primera hora del Anduat, ¿no? Y además podemos observar, incluso en esta selección de imágenes que hemos dicho, visto perdón, como se combinaba el canon característico de época amárnica con la representación más ortodoxa previa al capítulo atonista y que posteriormente se volverá a poner de moda tras la restauración por parte de este mismo monarca. Bien. Pasemos pues a ver su ajuar y empecemos por dar una imagen a grandes rasgos de la variedad que podía presentar, ¿no? Aquí tenemos una pequeña selección y podemos ver como estos distintos elementos muy variopintos, podemos encontrar tanto ungüentarios, o cofres, o partes de mobiliario, o estatuillas de pequeño formato, o elementos de tocador, etcétera. Todos estos están como decíamos antes, rebelan una significación profunda cuando son leídos correctamente, cuando son decodificados ¿no? Y por tanto vemos como están claramente dotados de una significación profunda que a lo que daría la impresión en una lectura superficial de los mismos, ¿no? Que no se limitase simplemente a que pues aquí hay una cabecita de Tutankámon, una representación del rey sobre un leopardo, o un vaso muy, un vaso de alabastro muy elaborado con un par de figuras de genios, etcétera. Pasemos pues a hacer esta lectura. Y empecemos por lo que sería el ajuario funerario personal, ¿no? En ese sentido como no podría ser de otro modo, el monarca siguió los estándares, y para acoger sus órganos embalsamados, mandó realizar un cofre canópico, un cofre canópico que estaría contenido dentro de esta suerte de una especie como de baldaquino, o como una especie de estructura de madera dorada, coronada por este [INAUDIBLE] y protegida por cuatro diosas aladas, y veríamos como el propio baldaquino posee la forma de un signo jeroglífico, del o 21 en su variedad c que sería un pequeño templete, y lo cual nos informa de que podemos ver que a lo largo de los distintos objetos de su ajuar, se rebela clarísimamente esta tan, tan estrecha relación entre escritura y objeto, escritura e imagen, que existía en la iconografía del antiguo Egipto, ¿no? Ahí entra este aspecto fundamental de la magia simpática o de la performatividad comentada anteriormente, y que provoca que sea necesario reproducir las formas tanto como jeroglíficos gigantes para que puedan ser leídas. Pues bien, esta especie de baldaquín protector albergaba en su interior un cofre canópico muy delicado, excepcional, hecho en alabastro y que al igual que el baldaquín protector también iba sostenido sobre un trineo que permitía su deslizamiento, y vemos como este pequeño féretro que contendría los órganos embalsamados, también tenía una iconografía con las diosas en las esquinas y una inscripción y veremos como este cofre a su vez también estaría reproduciendo otro signo jeroglífico, en este caso la capilla perur del alto Egipto y que recibe el signo jeroglífico de O 18. Aquí en la imagen no se ve la tapa, pero la tapa es exactamente con esta misma forma, con un aspecto así como redondeado en los lados, y en su interior estaría compartimentado en cuatro apartados, en los cuales habrían unos determinados vasos cánopos que albergarían dentro de sí mismos esta suerte como de pequeños ataúdes antropomorfos con un aspecto claramente de momia, o el símbolo de signo jeroglífico utilizado sería el A 54, que le procedería un cuerpo momificado, que en el caso concreto de Tutankámon además sería de realizado con todo lujo de detalles, con oro e incrustaciones de piedras preciosas varias, ¿no? Pues bien, estos órganos contenidos dentro de este sarcófago, dentro de estos vasos cánopos compartimentados dentro de este cofre canópico dentro de esta especie como de baldaquín protector, estarían a su vez todos ellos vigilados por la célebre estatua de madera pintada y dorada de Anubis, que nuevamente esta estatua portátil reproduce un signo jeroglífico que no sería otro que el E 16 en el que se ve a este animal sagrado colgado sobre una especie como de pequeño templete, ¿no? Que es de hecho la forma que tiene su soporte digamos en el objeto ritual de Tutankámon. Como vemos podríamos llegar a leer conjuntamente las distintas piezas que conforman digamos el pack por llamarlo de algún modo, protector de los órganos embalsamados. Cabe decir además como una mención que este signo, el E 16 se utiliza normalmente en la escritura jeroglífica para determinar títulos como por ejemplo el de superior de los secretos. En este sentido, esto caza muy bien con la función funeraria y canon del ritual o tan profunda en cuanto a ritualización que tendrían estos objetos. Si nos referimos ahora a los objetos pudiendo denominarlos cotidianos. El primero que nos podría venir a la cabeza, nunca mejor dicho sería el reposa cabezas, se trata de un tipo de objeto que aún hoy en día sigue debatiéndose si se trataba de un objeto puramente ritual o si por contra habría sido utilizado a nivel doméstico, y posteriormente habría sido reaprovechado para la tumba. En cualquier caso en la tumba se encontraron cuatro en total pero posiblemente el más espectacular sea el que nos ocupa, el que está conservado en el Cairo que es este reposa cabezas realizado en marfil, y en el que puede verse como están tallados dos leones a lado y lado de la parte central, y una efigie o una figura masculina que parece arrodillada sosteniendo este arco en el que reposaría la cabeza, ¿no? En este caso, el dios aquí representado es el dios Shu, y las dos figuras leoninas aludirían al dios Aker o Ruti, y por tanto podríamos entender que estamos ante nuevamente una suerte de rebus o juego gráfico, en el que se quiera hacer alusión, en este caso sería lo que Richard Wilkinson denomina un rebus secundario, sí quisiera hacer alusión a una forma un tanto velada de representar el signo del ahet, ¿no? el que sería el signo jeroglífico N 27, que sería el signo de horizonte. Con una significación que va mucho más allá que el mero horizonte geográfico, es un lugar de transición, de paso entre dos esferas o dos dimensiones distintas, entre el ayer y el mañana, entre el mundo de los vivos y el mundo de los muertos, etcétera. Como vemos en la iconografía egipcia, muy a menudo se relaciona el signo del ahet con esta deidad iconografiada en ocasiones mediante dos leones separados en ocasiones mediante un prótomo o mediante una parte formada por los dos prótomos delanteros de leones y unidas por su parte central, que sería el dios Aker o la deidad asociada que sería el dios Ruti. En cualquier caso, si hacemos caso por tanto a esta posible asociación, lo que nos estaría sugiriendo este reposa cabezas, a veces lanzamos una lectura más profunda, es que si este de aquí aludiría a una de las colinas y este de aquí a la otra de las colinas, este de aquí, y esta de aquí, evidentemente la parte central una vez hay un evento aquí reposando, es decir una cabeza, y por tanto comentado de una forma redonda, no podría ser otra cosa que el disco solar. Y por tanto se estaría sugiriendo que hay una asociación clara entre el monarca, en este caso Tutankámon y el sol o el dios solar Ra. Y por tanto implicando si además lo unimos a la presencia de el dios, el fundamental, o uno de los primordiales, la deidad Shu, estaría haciendo una clara alusión al aspecto regenerativo del mismo, provocando que no sea un simple elemento de inmobiliario para descansar la cabeza, sino para regenerar y asociarlo con el dios solar. Igual podemos ver otra lectura un tanto más profunda, cuando nos referimos a uno de los varios pares de sandalias que se encontró en la tumba, ¿no? Estas sandalias al igual que el escabel que se encontró junto al trono, muestran en ambos casos la iconografía de los enemigos con un aspecto diferenciado entre ellos, ¿no? De hecho en las sandalias podemos ver cuatro enemigos con las manos atadas a la espalda, que presentan rasgos faciales bien diferenciados. Esto no es casualidad, alude a las cuatro razas que en ocasiones se mencionaron en los textos egipcios como razas foráneas, podríamos incluso relacionarlo cardinalmente, razas del norte, del este, del oeste, del sur, y podemos ver como no hay en este caso una única representación de estas razas o de estos enemigos extranjeros con las manos atadas, sino que se complementan con la representación de arcos de doble panza, arcos dobles que siempre iconográficamente se refieren a arcos de pueblos foráneos no arcos propios egipcios, y que están representados en un número de nueve, uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, y la propia tira que engancharía tanto el pie como la propia sandalia con la suela o la parte en la que reposaría el pie, con la parte que ayudaría a mantener enganchado el mismo, que si nos fijamos también es el arco aunque está como desdoblado, ¿no? La cuerda que normalmente iría aquí está en este caso separada para darle forma a la sandalia. Pues bien, total esto sería nueve, al igual que aquí aparecen los enemigos en número de nueve. El número nueve evidentemente no es casual, sino que alude a la totalidad por cuanto en el antiguo Egipto poseían singular, uno, el dual, dos, y el plural, tres. A diferencia por ejemplo de nuestra lengua en la que dos you se puede considerar plural, ¿no? Y por tanto nueve no deja de ser tres veces tres, es decir no deja de ser el plural del plural, el plural de la pluralidad, y por tanto significa la totalidad. Teniendo en cuenta que estos enemigos, que estos nueve enemigos o estos nueve arcos, denominación que muy a menudo se refiere para señalar a los enemigos, no están representados en cualquier lugar sino que están representados en los espacios, la suela y en la superficie del escabel en el que irían los pies de Tutankámon, no parece demasiado difícil imaginar que su presencia allí aludiría a que ellos están siendo pisados, controlados, o que están bajo los pies del monarca, y por tanto en base a la performatividad, conseguiría que todos estos enemigos queden digamos masacrados, iconográficamente hablando al menos, por parte del monarca. [AUDIO EN BLANCO]